El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, negó este viernes haber dicho que El Salvador, Haití y naciones africanas eran países “de mierda” (shithole countries).

De acuerdo con información publicada el día previo por The Washington Post y el New York Times, que citan fuentes anónimas, Trump utilizó este lenguaje en una reunión con senadores demócratas y republicanos destinada a analizar una propuesta de reforma migratoria que beneficiaría a nacionales de esos países.

“El lenguaje utilizado por mí en la reunión de DACA fue duro, pero ese no fue el lenguaje empleado. Lo que fue realmente duro fue la extravagante propuesta hecha, un gran paso atrás para DACA”, escribió en su cuenta de Twitter.

DACA es el Programa de Acción Diferida que protege a jóvenes inmigrantes traídos a EE.UU. como niños de manera indocumentada por parte de sus padres.

Sin embargo, poco tiempo después de la reacción de Trump en Twitter, el senador republicano por Illinois, Richard Durbin, que estuvo en el encuentro, aseguró que el presidente sí utilizó el término “países de mierda” y que lo repitió en varias ocasiones.

“(Fue) la palabra exacta utilizada por el presidente, no solo una vez, sino repetidamente”, dijo el demócrata en declaraciones a MSNBC.

Durbin es el primero de los asistentes al encuentro que confirma públicamente las afirmaciones de Trump que reportaron los medios estadounidenses.

“Comentarios sorprendentes y vergonzosos”

La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos criticó el incidente.

“Estos comentarios del presidente de Estados Unidos sonsorprendentes y vergonzosos, afirmó en una conferencia de prensa el vocero del organismo, Rupert Colville.

“Lo siento, pero no pueden ser definidos de otra manera que como racistas”, agregó.

En un comunicado emitido el jueves, el portavoz de la Casa Blanca Raj Shah no negó las palabras atribuidas a Trump.

Demócratas y republicanos se encuentran negociando a contrarreloj para hallar una solución para los cerca de 800.000 jóvenes que se benefician del programa DACA, que protege de la deportación a los inmigrantes indocumentados conocidos como dreamers (soñadores).

Como parte del acuerdo, el presidente busca que los demócratas acepten financiar el muro que quiere construir en la frontera con México, algo a lo que los legisladores se muestran reticentes.

En las mismas negociaciones se está discutiendo la decisión de la Casa Blanca de poner fin a los programas que permiten residir en EE.UU. a decenas de miles de ciudadanos de países como Haití o El Salvador.