Santo del Día | Juan Bautista Rossi, el Apóstol del Confesionario

San Juan Bautista Rossi fue un humilde y sencillo sacerdote que, durante cuarenta años, trabajó con gran capacidad y entusiasmo como un pastor asistente en la ciudad de Roma. Su servicio en el confesionario hizo que condujera a muchas almas de regreso a Dios; por lo que se le considera el abogado de los pobres y de los enfermos

El Apóstol del Confesionario

Juan Bautista Rossi nació el 22 de febrero 1698 en Voltaggio (Italia), fue uno de los cuatro hijos de Charles Rossi y Frances Anfossi. De niño, todos los que se acercaban a él, quedaban fascinados no solo por su gran inteligencia, sino también por su piedad y dulzura de su carácter. Con esto se roba el corazón de una acaudalada pareja perteneciente a la nobleza de Génova, quienes lo reciben y le ayudan a continuar sus estudios.

En su nuevo hogar, Juan Bautista conoció a algunos frailes capuchinos que frecuentaban a esta familia; los Frailes se llevaron una muy buena impresión del niño, y le ayudaron a continuar su educación en Roma. A los 13 años, estudió bajo las normas de los jesuitas en el Colegio Romano, y se hace miembro de la Cofradía de la Santísima Virgen y del Ristretto de los Doce Apóstoles.

Siendo aún joven, se le diagnostica una terrible enfermedad que sufriría por el resto de su vida: la epilepsia; por lo que se inclina tanto en la lectura piadosa, pero una ocasión, se dejó llevar por un libro que hablaba acerca de las mortificaciones del cuerpo de forma exagerada. Juan Bautista intenta esas penitencias sobre sí mismo, no come nada, no bebe agua, duerme pocas horas, hasta el punto en que casi destroza su salud, por lo que nunca recuperó completamente su fuerza.

Estudió Filosofía y Teología con los Dominicos, y recibió la Ordenación Sacerdotal el 3 de marzo 1721, a los 23 años, siendo asignado a la Diócesis de Roma.

San Juan Bautista Rossi

Corazón entregado al servicio

La vocación espiritual de Juan Bautista se inclinó hacia caridad con los más necesitados y los enfermos; ayudó a miles de personas necesitadas cuando las invadía la enfermedad, a personas sin hogar, a las prostitutas, a los conductores de ganado temporales que llegaban al mercado en Roma, y a todas las personas que se le acercaban.

Cuando atendía a los moribundos, antes de hablarle acerca de la salvación del Señor, procuraba en todo lo posible atenderlo físicamente y aliviar un poco su sufrimiento. No hubo ningún servicio con los enfermos, por más repugnante que pareciese, que Juan Bautista Rossi rechazara. Por su gran caridad, escucha y servicio desinteresado, logró ganarse los corazones de todos.

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Poder de persuasión en el Confesionario

Muchos sacerdotes y penitentes, se sorprendían del increíble poder de persuasión del Padre Juan Bautista en el confesionario; con unas pocas palabras amables las personas cambiaban de vida drásticamente.

Juan Bautista vivió para los pobres, los marginados y enfermos, y por ellos entregó completamente su vida por amor al Señor; se mantuvo siempre humilde y presto a aliviar el sufrimiento de todos los que a él acudían.

Ya desgastado por su servicio desinteresado con los más necesitados, sufrió un derrame cerebral en 1763 y murió un año después de un ataque al corazón a la edad de 66 años, el 23 de mayo del año 1764. Murió tan pobre que para cubrir todos los gastos de sepultura tuvieron que pedir limosnas.

El Papa Pío VI inició la causa de canonización en 1781, pero tanto la Revolución Francesa como las Guerras Napoleónicas hicieron que se retrasara; años más tarde, en 1859, el Papa Pío IX reanudó su causa y atribuyó dos milagros a la intercesión de Juan Bautista.

Su servicio sacerdotal fue por los más necesitados

Finalmente, Juan Bautista Rossi fue Beatificado el 13 de mayo de 1860 por el Papa Pío IX, y Canonizado el 8 de diciembre de 1881 por el Papa León XIII; su memoria litúrgica se celebra el 23 de mayo.

Agelvis Villalonga L.