San Bernardino de Siena evangelizó a las multitudes con la Palabra, pero también con su ejemplo; fue el gran promotor y propagador del Santo Nombre de Jesús (JHS)
Bernardino nació el 8 de septiembre de 1880 en Massa, cerca de Siena; perteneció a la noble familia de los Albieschi, su padre era Gobernador de la ciudad. Movido por su gran amor hacia los necesitados, a los 20 años ayudaba en el Hospital de Siena, atendiendo a los infectados por la peste. En aquel lugar, también había prestado sus servicios 30 años antes Catalina de Siena, ¡Buen ejemplo para Bernardino!.
En 1402 vistió el hábito de los Frailes Menores de San Francisco de Asís, y en 1404 recibió la Ordenación Sacerdotal; al año siguiente, comenzó a predicar por Siena y sus alrededores. Así estuvo, hasta la edad de 40 años, cuando lo envían a predicar a Lombardía, donde los milaneses se dan cuenta del gran predicador que había en ese frailecito del hábito tosco.
Comienza a revelarse como un orador popular, de cualidades extraordinarias; todo ello, siempre unido al gran ascetismo de su vida, que muchos conocían, así como algunos milagros, que hicieron extender su fama por toda Italia. Era impresionante la maestría de su oratoria, manifiestamente popular y a la vez profundamente teológica y cristiana.
Pero no todo iba a ser un camino de rosas, también surgieron las espinas y en Roma tuvo que pasar momentos difíciles, pues sus “enemigos” le acusaron de charlatán, agitador de conciencias, irrespetuoso, incluso de “hereje”. En el año 1427 consiguieron que el Papa Martino V le prohibiera hablar en público; Bernardino lo acepta humildemente y se retira a su convento; lo que hizo que el Pontífice reuniera una Comisión de Cardenales y estudiara el caso, llegando a la conclusión de que ni en sus escritos ni en sus predicaciones había nada reprensible.
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Es así, como Bernardino continuó recorriendo Italia con sus predicaciones y en 1438 es nombrado por su Orden Vicario General de los conventos. Con este nuevo cargo viaja aún más: Génova, Milán, Bolonia, etc.; pero en 1442 renuncia al cargo, porque lo suyo era predicar y decide seguir con su predicación itinerante.
En tres ocasiones le ofrecieron la mitra episcopal, primero en Siena (1427), luego en Ferrara (1431), y por último en Urbino (1435), y las tres veces renunció, pues no se consideraba digno de ese cargo.
Bernardino murió entrando, a lomo de su borriquillo, en la ciudad de Aquila, el 20 de mayo de 1444, a los 63 años; fue considerado un Santo desde el mismo momento de su muerte, lo que hizo que el Papa Nicolás V lo Canonizará en 1450, a tan solo seis años luego de su fallecimiento por petición de todo el pueblo y los numerosos milagros que se obraron en su sepulcro. Su memoria se celebra el 20 de mayo.
Agelvis Villalonga L.
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