En medio de una ola de indignación en la que vuelve a ser acusado de racista, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo hoy que quiere inmigrantes de todo el mundo en el país norteamericano.

“Quiero que lleguen de todos los lugares”, manifestó en el Despacho Oval cuando un periodista le preguntó si es cierto que la semana pasada dijo que quería que llegaran más inmigrantes de Noruega. A si solo quiere lleguen inmigrantes blancos Trump ya no respondió.

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, especificó después que el presidente se refería a recibir inmigrantes en el marco del sistema migratorio basado en el mérito con el que la administración Trump quiere sustituir el que lleva décadas en vigor, basado en la reagrupación familiar.

Las palabras que varios asistentes aseguran que Trump pronunció la semana pasada en una reunión sobre inmigración con legisladores republicanos y demócratas en la Casa Blanca siguen resonando en Estados Unidos cuando está a punto de cumplirse un año de su investidura.

“¿Por qué toda esta gente de países de mierda tiene que venirnos aquí?”, dijo Trump refiriéndose a Haití, El Salvador y las naciones africanas, según senadores presentes. “¿Por qué no podemos aceptar inmigrantes de, digamos, Noruega?”.

En medio de las acusaciones de racista por esas palabras, el domingo aseguró a la prensa que no lo es. Lo hacía en la víspera de la conmemoración del Día de Martin Luther King, líder del movimiento por los derechos civiles de los negros en los años 50 y 60.

La reunión con legisladores republicanos y demócratas en la que se produjeron presuntamente las controvertidas declaraciones del presidente, que él niega, era parte de las negociaciones para lograr un acuerdo sobre inmigración que dé una solución a los “dreamers” (soñadores).

Son más de 750.000 jóvenes indocumentados llegados de niños al país y a los que Trump ha dejado al borde de ser deportados al cancelar el programa con el que los protegió Barack Obama.

Si el Congreso no aprueba antes de marzo una solución legislativa para ellos, comenzarán a caducar sus permisos y podrán ser expulsados, aunque un juez federal bloqueó la semana pasada la cancelación del programa mientras deciden los tribunales ante los que diez estados norteamericanos han denunciado la decisión de Trump. El Departamento de Justicia anunció hoy que va a recurrir directamente ante el Tribunal Supremo la decisión tomada por ese juez.

Las negociaciones entre la Casa Blanca y el Congreso parecen estancadas tras el episodio de la semana pasada y de ellas depende también la aprobación de un nuevo presupuesto federal. Si no es aprobado antes de este viernes, se producirá lo que se conoce como un “shutdown”: el cierre del Gobierno federal por falta de fondos.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, fue una de las asistentes a la famosa reunión y hoy se vio bajo presión durante una audiencia ante el comité judicial del Senado.

Allí aseguró no haber escuchado al presidente utilizar el término “países de mierda”, pero admitió que este usó “lenguaje duro”, aunque dijo no recordar cuáles fueron las palabras específicas. “No escuché que esa palabra fuera usada”, dijo Nielsen después de que uno de los senadores demócratas en el comité le preguntara si Trump usó ese o un término similar, recordándole que estaba bajo juramento.

Uno de los senadores que la interrogaron fue el demócrata Richard J. Durbin, quien estuvo también en la reunión. En una entrevista con CNN, Durbin insistió poco antes de la audiencia con Nielsen en que Trump sí utilizó el término “países de mierda”. También lo confirmó el republicano Lindsey Graham, que trabaja con Durbin en una solución legislativa para los “dreamers”.

“¿Es posible que dijera la palabra?”, preguntó más tarde a Nielsen la senadora demócrata Amy Klobuchar, recordándole ella también que estaba bajo juramento. “Todo es posible, sí, señora”, respondió la secretaria de Seguridad Nacional.

Nielsen, responsable de la seguridad fronteriza y de la deportación de inmigrantes indocumentados, admitió ante el comité que parte de la frustración de Trump durante la reunión se debía a que los legisladores no quieren darle toda la financiación que pide para el muro que quiere construir en la frontera con México.

El senador Durbin manifestó que Trump pidió 20.000 millones de dólares para construir este año más de 1.000 kilómetros de muro fronterizo a cambio de una solución para los “dreamers” y Nielsen no negó que hiciera esa petición.

 

 

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