Una triste noticia conmovió a la ciudad de Pereira, en Colombia. Pancho y Chita, dos chimpancés que habían escapado del bioparque Ukumarí, perdieron sus vidas a manos de la policía local. Esta pareja de simios era adorada por la comunidad que visitaba el parque temático.
Pancho, conocido cariñosamente como “Panchito” por los Hermanos Gasca, sus primeros cuidadores, era un espíritu alegre y travieso, pero también amigable. Sin embargo, su astucia para escapar era impresionante, y esta no era la primera vez que lo hacía.
Raúl Gasca, uno de los Hermanos Gasca, ha contado que Panchito estuvo a su lado hasta 2003, cuando las leyes colombianas prohibieron la participación de animales en espectáculos de entretenimiento. Durante su tiempo con los Gasca, este pequeño chimpancé aprendió a abrir puertas, incluso candados, por lo cual en 2007 se hizo noticia.
El 3 de diciembre de 2007, en una de sus escapadas aventureras, lo llevó hasta el Aeropuerto Internacional Matecaña en Pereira. Esto causó revuelo y parálisis del tráfico aéreo, pero también alegría entre quienes se tomaron fotos con Panchito. El personal del zoológico lo sedó pacíficamente para devolverlo a su área de cautiverio, dejando como consecuencia solo algunos retrasos en los vuelos. En ningún momento mostró señales de agresividad.
Con el tiempo, Panchito fue trasladado al bioparque Ukumarí, donde seguía siendo visitado por Raúl. Sin embargo, comenzó a mostrar signos de agresividad hacia personas desconocidas, lo que es natural en su especie. Trágicamente, en la madrugada del 24 de julio, ocurrió un desenlace lamentable.
Raúl Gasca, a pesar de reconocer que el animal podía representar un peligro, criticó la forma en que la policía actuó al abatir al chimpancé: “Actualmente, sí es un animal muy peligroso, porque ellos cuando van creciendo son muy peligrosos, pero viene la otra parte. Tú no vas a ir a meterte con un chimpancé así de frente si no lo conoces. Tenían que, desde lejos, sedarlo”, expresó.
La administración del bioparque expresó su tristeza por el trágico final de Pancho y justificó la orden de emitir el código rojo al notar su fuga, argumentando que el comportamiento del chimpancé se había vuelto agresivo en los últimos años.
Posteriormente, la polémica se generó, luego que saliera a luz un video en el que se muestra el instante en el cual el chimpacé estaba en la vía pública, sin signo alguno de hostilidad y a lo lejos se escucha la voz del policía diciendo “quítense que voy a disparar”. Luego se escucha el sonido del disparo y el grito de Panchito, que cae.
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Esta historia nos recuerda la importancia de no asistir a espectáculos con animales, ya que estos seres merecen vivir en ambientes adecuados y seguros.
La travesura de Pancho, aunque en su momento divertida, ilustra las consecuencias de mantener a animales en cautiverio y destaca la necesidad de respetar su naturaleza y comportamiento.
Es un llamado a la reflexión sobre el impacto que los espectáculos con animales pueden tener en su bienestar y en la seguridad de las personas.
Con información de Ultimas Noticias
