Treinta y siete años de la condición de inquilino del templo de leyendas de las Grandes Ligas cumplió el domingo Luis Aparicio, único venezolano que figura en la lista de 333 integrantes del Salón de la Fama.
En su sexto año de elegibilidad desde 1979, Aparicio fue escogido por los cronistas beisboleros estadounidenses, el 10 de enero de 1984. Obtuvo 341 de los 403 votos posibles, para encabezar el escrutinio con 84.5 por ciento.
También superaron el 75% para resultar electos Harmon Killebrewn (335 votos/83.1%) y Don Drysdale (316 votos/78/4%). Fue la primera vez desde el año 1972 que tres jugadores resultaron electos, en esa ocasión le trocó a Yogi Berra, Sandy Koufax y Early Wynn.
La escogencia de Aparicio marcó un notable punto para el aspecto defensivo del juego. Desde el año 1978 no resultaba seleccionado un especialista del shortstop, ese año los periodistas escogieron a ernie Banks y antes, en 1970, habían admitido a Lou Boudreau.
de las Grandes Ligas tras una sobresaliente trayectoria de dieciocho temporadas entre 1956 y 1973 (12 de agosto de 1984)
Embajador de Venezuela en las mayores
Nacido en Maracaibo el 29 de abril de 1934, Aparicio se hizo profesional a los 19 años de edad, luego de representar a nuestro país en una Serie Mundial Amateur en 1953, al reemplazar a su padre del mismo nombre como shortstop del equipo Gavilanes, en un encuentro contra Pastora, el 18 de noviembre de ese año.
Antes de finalizar la temporada de estreno en Venezuela firmó también su primer contrato profesional para jugar en Estados Unidos. Entonces fue reclutado por la organización Medias Blancas de Chicago.
Apenas pasó dos años en el sistema de granjas de de la organización patiblanca con los clubes Waterloo, en la Illinois-Indiana-Iowa League de categoría B y Memphis, de la Southern Association, de categoría AA.
En 1956, con 22 años de edad, Aparicio reemplazó al también venezolano Alfonso “Chico” Carrasquel en la posición de shortstop de los Medias Blancas y produjo enorme impacto entre los seguidores del club de Chicaco al erigirse como el novato más sobresaliente de la Liga Americana, en el inicio de su brillante carrera.
Entre su estreno con los Medias Blancas y mediados de la década del sesenta, con los Orioles, figuró como el más audaz estafador de bases de la Liga Americana, con un récord de nueve lideratos consecutivos en el departamento (1956-64), en una época en la que predominaron los bateadores de poder en las ligas mayores.
A lo largo de su brillante carrera con Medias Blancas (1956-62 y 1968-70), Orioles (1963-67) y Medias Rojas (1971-73) obtuvo nueve Guantes de Oro como reconocimiento a su excelencia defensiva.
Su mejor temporada fue la de 1959 con Chicago, cuando encabezó la Liga Americana en robos con 56, para ayudar a su club a llegar a la Serie Mundial, y escoltó a su compañero Nellie Fox en el segundo lugar de la votación del premio al Jugador Más Valioso.
En trece oportunidades fue postulado al Juego de Estrellas e intervino diez veces en el clásico de mitad de campaña, de 1958 a 1964 y de 1970 a 1972.
Al momento de retirarse dejó las marcas de más juegos en el shortstop (2.581), más asistencias (8.016), más lances (12.564) y más dobleplays (1.553), además de promedio ofensivo vitalicio de .262 con 2.677 hits y 506 robos en 2.599 juegos, con nominaciones a 13 Juegos de Estrellas y nueve premios Guante de Oro.
En su destacada trayectoria de Grandes Ligas participó en 2 mil 599 partidos de campaña regular, dejó promedio vitalicio de .262 con 1.335 carreras anotadas, 2.677 hits, 394 dobles, 92 triples, 83 jonrones, 791 carreras impulsadas y 506 bases robadas, mientras que a la defensiva, en 22 mil 406 entradas y dos tercios como defensor del shorstop, dejó promedio vitalicio de fildeo de .972 al incurrir en 366 errores en 12 mil 930 lances.
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