La proliferación de mataderos a cielo abierto y la cría de cerdos sin control sanitario pasa factura y deja también secuelas en familias que, en tiempo de crisis, han tomado por costumbre comprar carne en las esquinas, sin refrigeración adecuada.

Enrique López Loyo, jefe del Departamento de Patología del Urológico San Román, quien ocupó el mismo cargo en el Instituto Nacional de Higiene, denuncia la proliferación de cisticercosis, una enfermedad que es causada por un parásito que se aloja en el cochino y que ocasiona lesiones neurológicas.

El también secretario de la junta directiva de la Academia Nacional de Medicina advierte que este año ha atendido a tres personas contagiadas, provenientes de Valles del Tuy, Guarenas y Guárico. A su juicio, se trata de un repunte, pues agrega que el último caso que tuvo en sus manos data de hace cinco años.

La situación desliza cierta urgencia en un contexto donde los hospitales carecen de insumos básicos y algunas familias acuden, movidas por el desabastecimiento y el hambre, al interior del país en busca de alimentos y precios asequibles. “El problema se presenta cuando la gente compra en los mataderos clandestinos, cuyos productos carecen de registros sanitarios”, aduce el médico. Cuestiona además la salubridad de los productos ofrecidos en los mercados populares del gobierno.

La directora del Instituto de Medicina Tropical de la UCV, Belkisyolé Alarcón, explica que han atendido pacientes en los que la larva de Cysticercus se aloja en el cerebro. “En Medicina Tropical no tenemos injerencia en cuanto al control sanitario, es una tarea del Ministerio de Salud”, mencionó.

Señaló que, pese a la coyuntura, cuentan con insumos para practicar serología y diagnosticar la afección. Entre las entidades más perjudicadas, añade Alarcón, despunta Lara. La directora del instituto desmintió un supuesto alerta y recomendó cocinar bien las carnes. Los especialistas añaden otra variable que podría desencadenar una epidemia: el robo de ganado sin control sanitario. Y aunque la enfermedad se cura con antiparasitarios, las lesiones en el cerebro se comportan como tumores malignos.

Fuente: El Universal 

Andrea P. Carpio 

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