En Lara: La Sábila, una década entre los barrios más peligrosos

Por mucho tiempo, Álex, que ahora tiene 19 años, sintió el terror de vivir en La Sábila, una comunidad al norte de Barquisimeto que fue considerada como la más peligrosa del estado Lara. Su infancia la pasó entre esconderse debajo de una cama por los tiroteos que se formaban, sin importar siquiera un feriado, y es que había que respetar territorio.

A los seis años de edad, Álex ya sabía dónde podía dar un paso y dónde no. La Sábila era sometida por bandas de criminales y cada manzana que tenía una letra del abecedario, estaba bajo el pranato de un delincuente.

“Me tenía que levantar a las 5:00 de la mañana para poder ir a clases. Vivía con mi familia en la manzana D y para llevarme a la escuela debíamos pasar muy cerca de la manzana M, una de las más peligrosas, en donde los delincuentes no permitían que los que eran de otras manzanas atravesaran la zona y es por eso que aprovechábamos cuando ellos dormían”, recuerda Álex.

Pero Álex no fue el único niño que vivió el terror, así como él muchos. Algunos fueron reclutados por los delincuentes, quienes a los 10 años de edad ya se encargaban de ser “soplones”. Los menores le indicaban a los hampones quién entraba a la comunidad y qué hablaban los habitantes.

“Mi mamá, mi papá y yo dormíamos en el piso para evitar que una de las balas atravesara la puerta y nos hiriera”, sostuvo el joven, que luego de más de 10 años de batalla campal en la comunidad aún vive allí.

Los criminales eran los que imponían el poder. A las 6:00 pm, cuando el sol se ocultaba, había toque de queda, nadie entraba ni salía de la casa.

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El pranato

Como cada manzana tenía su pran, que es un criminal que mantiene el liderazgo y control de un penal o zona residencial, tenían rencillas e impusieron sus reglas. Ninguno podía atravesar la raya del otro, porque sino ocurrían enfrentamientos entre bandas.

Por más de una década, La Sábila estuvo marcada por la violencia. En la comunidad se cometieron dantescos crímenes, además hubo distribución de droga y muchos de los carros robados en Barquisimeto eran llevados hasta la comunidad para “enfriarlos”; es decir, lo picaban y vendían las piezas.

Por un tiempo, los criminales caminaban de manzana en manzana y en sus manos llevaban las armas, en su mayoría de alto calibre. Si veían a algunos con los que tenían “culebras” no les temblaba el pulso para asesinar.

Tiros iban y venían. Una vecina, quien tiene 24 años residiendo en la comunidad, recordó aquellas guerras que las compara como las series de narcos en Netflix. Los hampones comenzaban a silbar y gritaban “apaguen las luces” y era cuando comenzaban las ráfagas de tiros.

Las manzanas M, D y E eran unas de las más candelas. Alias el “Félix” y el “Freddy” eran los delincuentes señalados como pranes de algunas manzanas.

“Esto no era vida. Pero o nos acoplábamos a sus órdenes o éramos personas muertas, así de simple”, sostuvo la vecina.

Contar la cantidad de personas que fueron asesinadas dentro de La Sábila es casi imposible para Álex, recuerda que a su corta edad escuchaba a su mamá hablar con las vecinas cuando decían “anoche mataron a uno de la M”.

“Quien quiere ser delincuente es porque quiere. Vivo en uno de los barrios más peligrosos del mundo y nunca me desvié por el mal camino, mis papás me enseñaron valores y lo que era ganarse el dinero con esfuerzo. No te miento que por años, algunos líderes pretendían que yo fuera uno de ellos”, comentó Álex.

Línea de fuego

Cuando ocurrían los enfrentamientos entre bandas eran muchos los inocentes que resultaban heridos y hasta morían.

A finales de 2011, en un enfrentamiento entre los delincuentes, justo en la avenida que unía la manzana M y la D, por poco ocurrió una desgracia. Un niño de ocho años de edad resultó herido, uno de los proyectiles impactó contra la ventana de su casa y luego contra su cuerpo, cayendo malherido.

Una vecina detalló que en ese momento la mamá del menor se desesperó y gritaba auxilio. Tras unos minutos, después que terminó la plomazón fue llevado al Pediátrico y quedó fuera de peligro.

Franklin Rodríguez (25) fue uno de los tantos jóvenes que murió tras quedar en la línea de fuego.

Sin policías

Los criminales no querían a funcionarios dentro de La Sábila y es por eso que quienes portaban el uniforme de cualquier institución de seguridad, se consideraba hombre muerto.

Hace más de seis años, un grupo de hombres armados llegaron al puesto policial de La Sábila, ubicado en Las Terrazas y lo atacaron a tiros. En medio de la plomazón, los delincuentes les ordenaron a los dos funcionarios que estaban de guardia que se fueran de allí o les iría mal.

A los policías no les quedó de otra que irse, era su vida la que estaba en juego. Apenas los uniformados se salieron los criminales sacaron las literas, los colchones, las cocinas, los estantes y los escritorios que tenían los funcionarios.

Desalojos forzados

No sólo los policías sufrieron desalojos. En el año 2015, al menos 1.900 familias fueron desalojadas de La Sábila bajo amenazas, pues los delincuentes tenían planes para esas viviendas.

Los malandros corrían a sus dueños y extraían los materiales de las casas deshabitadas para revenderlos y obtener dinero para drogas y armas.

Desde el 2018, no hubo más enfrentamientos entre bandas delincuenciales ni cuerpos de seguridad. Actualmente, la comunidad luce desolada, ha cambiado, hay actividad comercial y ya las personas no tienen un toque de queda a las 6:00 de la tarde. La delincuencia también emigró.

LA PRENSA hizo un recorrido de la manzana D a la M, donde comienza la destrucción. Hay casas que fueron desvalijadas enteramente. Otras sólo tienen media pared con un marco de ventana sin vidrios. En la manzana M hay un terreno de unos 800 metros cuadrados con pedazos de bloques de cemento y cabillas picadas.

Con 16 años llegó a ser el “máximo” líder de la zona

Jairo Janier Rivas, apodado el “Janiel” o “Janer”, con tan sólo 16 años de edad se convirtió en uno de los delincuentes más temidos en La Sábila. A su corta edad tenía al menos ocho órdenes de captura y era nombrado en 16 expedientes, en su mayoría por crímenes.

Él no sintió temor al caerle a tiros a una comisaría de la PNB, tampoco en robar, vender droga, extorsionar y hasta liderar una fuga masiva de un retén de menores.

El “Janiel” fue uno de los niños que se crió entre la muerte y el crimen, decidió el camino del mal, ese que “Álex”, el chico que aún vive en La Sábila, no quiso tomar.

A los 13 años de edad ya estaba en el mundo hamponil. Algunas personas contaron que él aprendió de expranes de la cárcel de Uribana conocidos como “Gaviota”, el “Félix” y el “Pelón”; aunque luego se encargó de que lo “respetaran” por su nombre.

En 2016, ya los vecinos lo reconocían como uno de los delincuentes más temidos en La Sábila. Un año después, el Cicpc decidió ubicarlo y en medio de la búsqueda el delincuente logró huir hacia Alí Primera, que queda cerca de La Sábila.

La búsqueda duró al menos un año. Los funcionarios del Cicpc lograron ubicar al “Janiel” en su “concha”, en Barrio Lindo de El Jebe.

El temor regresa a la zona

El 13 de agosto de 2018, La Sábila amaneció de golpe. Desde las 3:00 de la madrugada ráfagas de disparos despertaron a los vecinos, mientras que los gritos de las personas se escuchaban a lo lejos. Hombres trepando paredes y “tumbando” puertas, así recuerdan los vecinos el inicio de operaciones de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), adscritos a la Policía Nacional Bolivariana (PNB), ocurrido hace cuatro años.

Ese día fue la “inauguración” de las FAES, cinco hombres murieron en manos del grupo élite de la PNB, quienes fueron señalados como presuntos delincuentes. Aunque vecinos de la comunidad aseguraron que fueron muchos los inocentes que murieron.

“Por años, los delincuentes jugaron al gato y al ratón con los cuerpos de seguridad. Recuerdo la operación de la OLP, ese día no agarraron a delincuentes porque todos huyeron, sabían que ellos venían. Cuando las FAES llegó a la comunidad, muchos de ellos habían emigrado”, sostuvo una vecina.

Señalaron que, presuntos, policías llevan a personas y las matan en la zona.

Con información de: LaPrensa