Maikelys Espinoza Bernal, una niña de dos años separada de sus padres, dos inmigrantes venezolanos, por el Gobierno de Estados Unidos, finalmente volvió a Venezuela.
La menor había sido separada de su familia a su llegada a Estados Unidos en 2024 y se quedó bajo custodia del Gobierno tras la deportación de sus dos padres a comienzos de este año.
Tras numerosas denuncias y la protesta del Gobierno de Nicolás Maduro, Maikelys arribó este miércoles 14 de mayo a Caracas en un avión con más de 200 migrantes. A su llegada fue recibida por la primera dama de Venezuela, Cilia Flores, junto al ministro del Interior, Diosdado Cabello.
La madre, Yorely Bernal, y la abuela de la menor, Raida Inciarte, fueron finalmente reunidas con la niña en el Palacio presidencial de Miraflores, donde fueron recibidas por el mandatario Nicolas Maduro.
El caso de Maikelys y su familia renovó los temores por los antecedentes de la primera Administración de Donald Trump, en la que se registró la separación de unos 4.600 niños migrantes de sus padres.
¿Cómo separaron a la familia en Estados Unidos?
Aunque la nueva Administración Trump niega que esté impulsando la separación de familias migrantes –una de las políticas más criticadas e impopulares durante el primer mandato del magnate neoyorquino –, esta historia apunta a lo contrario, según ONG.
De acuerdo con la madre, de 20 años, la familia fue separada cuando llegó a Estados Unidos en 2024. En ese momento, los padres, junto con su hija, se presentaron ante las autoridades fronterizas.
Ambos padres fueron acomodados en dos centros de detención diferentes en Texas y la hija, bajo protección del estado, fue confiada a una familia de acogida. Según Yorely Bernal, se comunicaba con su hija por videollamada.
Pero, entre marzo y abril, el padre fue deportado a El Salvador y la madre fue devuelta a Venezuela. Ella pensaba encontrarse con su hija en el avión, pero en el momento de abordar, se dio cuenta de que su hija no viajaba con ella.
La historia inició cuando Yorely Bernal y Maiker Espinosa llegaron a Estados Unidos en 2024 junto con su hija, Maikelys, que en ese momento tenía apenas un año de edad.
La familia llegó a la frontera sin la documentación necesaria para entrar, por lo que cruzaron por el sur y se entregaron a las autoridades fronterizas, esperando una oportunidad de refugiarse en el país.
La familia, todos ciudadanos venezolanos, fueron separados por miembros del organismo de migración ICE.
Bernal y Espinosa se encontraban en centros de detención diferentes en Texas, la bebé fue puesta a cargo del Gobierno supuestamente mientras sus padres podían regularizar su estancia en el país.
Sin embargo, en marzo, Espinosa fue expulsado del país a bordo de uno de los vuelos que aterrizaron en El Salvador, acusado, junto a otros 237 ciudadanos venezolanos, de pertenecer a la pandilla criminal venezolana Tren de Aragua, por lo que fue llevado a la megacárcel del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).
Y en abril, Bernal fue deportada a Venezuela. La madre pensó que por fin se reuniría con su hija, pero, cuando subió al vuelo que la llevaría a su país, Maikelys no estaba.
¿Qué tiene que ver el Tren de Aragua en la separación?
El Gobierno estadounidense decidió separar a Maikelys de sus padres porque los señala de pertenecer al grupo criminal Tren de Aragua.
«No permitiremos que se abuse de esta niña y que siga expuesta a actividades delictivas que ponen en peligro su seguridad», sostuvo el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense a través de un comunicado.
El Departamento de Seguridad Nacional dijo que necesitaba “proteger” a la niña de sus padres “criminales”.
Según esta agencia, la madre “supervisaba el reclutamiento de mujeres jóvenes para el tráfico de drogas y la prostitución” y el padre, Maiker Espinoza Escalona, pertenece al grupo criminal Tren de Aragua y “supervisa homicidios, tráfico de drogas, secuestros, extorsión y tráfico sexual”.
Pero, la madre afirma que fueron detenidos porque tenían tatuajes asociados, según las autoridades, a actividades de bandas.
Venezuela defiende que fue un «secuestro»
El presidente de Venezuela, Nicolas Maduro, había calificado de “secuestro” la separación de la niña de su familia. El martes 13 de mayo, señaló al alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, de mantener un «silencio cobarde» sobre el caso.
Maduro, además, pide la liberación del padre que, según su versión, fue enviado «sin ninguna fórmula de juicio ni que medie acción de tribunal alguno» a El Salvador. En esta cárcel se encuentran más de 250 venezolanos deportados por ser acusados de pertenecer a la banda Tren de Aragua.
La madre de la niña niega rotundamente que ella o su esposo sean miembros de la banda criminal y se apoyó en la postura del Gobierno venezolano de que Estados Unidos «secuestró a su hija».
«Ellos solamente están sacando eso para separarme más de mi hija y tapando el secuestro de mi hija, para que piensen que soy una mala madre, pero eso es falso, que me muestren las pruebas entonces», sostuvo Bernal a medios venezolanos el 1 de mayo.
«Un acto de justicia»
La primera dama de Venezuela agradeció al «pueblo que estuvo solidario y al Gobierno que estuvo firme» por el retorno de la niña, en unas declaraciones a medios de comunicación en el aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía.
Por su parte, Cabello, sin explicar detalles de cómo se gestionó el regreso de la menor, sostuvo: «Esto ha sido una batalla. Con la sabiduría y la experiencia del presidente Nicolás Maduro, con el equipo de Jorge Rodríguez, una batalla de todos los días y hoy tenemos una gran victoria».
El presidente venezolano agradeció a Donald Trump por la vuelta de la niña.
«En un día donde uno siente que vale la pena todo, agradecer tantas gestiones, tengo que agradecer en justicia al embajador Rich Grenell, enviado especial del presidente Donald Trump, por sus gestiones, y con el embajador Rich Grenell, agradecer al presidente Donald Trump también», afirmó Maduro.
En un mensaje conciliador, expresó que “ha habido y habrá diferencias” con la Administración Trump, pero calificó el regreso de la menor como un “acto de justicia profundamente humano”.
Polémica política migratoria de Trump
En total, más de 200 venezolanos acusados, como Maiker Espinoza Escalona, de pertenecer a grupos criminales por Washington están encarcelados en una megacárcel de El Salvador. Maduro pide la repatriación de todos.
Con este vuelo de 226 migrantes deportados desde Estados Unidos a Venezuela este miércoles 14 de mayo, ya son 4.426 los venezolanos que han retornado a la nación caribeña.
Estos retornos se hacen en virtud de un acuerdo de deportación promovido por Trump y firmado entre Caracas y Washington para deportar a migrantes. Algunos de ellos llegaron de Estados Unidos y otros de México, donde se habían quedado varados o habían desistido en su viaje a Estados Unidos.
Maikelys no es la única menor que sufrió las consecuencias de la política de migración de la Administración Trump.
Según la Unión Americana de Libertades Civiles, el mes pasado, tres niños que son ciudadanos estadounidenses fueron deportados a Honduras junto con sus madres. Uno de ellos, una niña de cuatro años con cáncer, fue deportada sin medicación.
Según las autoridades estadounidenses, las madres estaban en Estados Unidos ilegalmente y decidieron permanecer con sus hijos cuando fueron expulsadas.
Según la organización, las familias llevaban años viviendo en Estados Unidos y fueron “expulsadas del país en circunstancias muy preocupantes que suscitan serias dudas sobre las garantías procesales”.

Información de: Agencias