El vibrante centro de Barquisimeto, arteria comercial de la ciudad, se ha convertido en un campo de batalla donde la economía formal lucha a diario por sobrevivir frente al avance indetenible de la economía informal. Los comercios establecidos, esos que pagan impuestos, alquileres y ofrecen comodidades al cliente, alzan la voz ante lo que consideran un obstáculo para su desarrollo.
Noticias Barquisimeto salió a las calles para escuchar a los comerciantes formales y conocer de primera mano los desafíos que enfrentan. La queja es unánime: la proliferación de vendedores informales, si bien es una respuesta a la necesidad de muchos de trabajar, impacta directamente en sus operaciones.

La lucha por la visibilidad y la calidad
Una comerciante, ubicada en la calle 25, expresó con frustración uno de los principales problemas: «ellos [los informales] quitan la visibilidad de las tiendas. Con una sola pieza que venden, ellos ofrecen tres por el mismo precio. No pagan impuestos«. Este punto es clave para los negocios establecidos, que invierten en sus fachadas y vitrinas para atraer clientes, solo para verlas opacadas por puestos improvisados.
Además de la visibilidad, la logística también se ve afectada. «Tenemos problemas con ellos también por las carretillas que las dejan ahí en el estacionamiento», añade la comerciante, refiriéndose a la ocupación de espacios vitales para el acceso de los clientes.

La batalla no es solo de precios, sino de estrategias para mantener la clientela. «El cliente busca más, o sea, por la economía, pero nosotros acá tenemos calidad», explica la vendedora de la calle 25. Ante la imposibilidad de competir en precios con quienes no tienen los mismos gastos, los comercios formales apuestan por la experiencia. «Usamos esto para tener al cliente, podemos dar café, damos la facilidad de obtener el Wi-Fi, galleticas, o sea, estrategias para que ellos puedan sentirse cómodos. Tenemos probadores, aire para que ellos se puedan sentir cómodos comprando su ropa», detalla, mostrando el ingenio y esfuerzo para retener a sus compradores.
El llamado a las autoridades es claro y directo: «Que nos puedan tomar en cuenta con respecto a los impuestos, porque ya que ellos no pagan impuestos y las tiendas si se ven obligadas.
Impacto en el movimiento comercial y la rentabilidad
Otra comerciante consultada, aunque con una visión más empática hacia los informales, reconoce el daño colateral. «Bueno, son personas al igual que uno que necesitan trabajar y se apoyan económicamente con su actividad diaria, pero realmente afectan tanto las fachadas de los comercios, porque muchas veces quitan visibilidad o se colocan en el frente de donde se estaciona la gente».
Esto se traduce en una afectación directa al flujo de clientes. «Realmente afectan el movimiento que pueda tener un cliente potencial que pueda asistir al comercio», asegura. La presión por los precios es inmensa. «Nosotros tenemos precios distintos muchas veces a los que ellos pueden ofrecer porque a uno le exigen impuestos o pago de alquileres, ese tipo de cosas». La única salida, en ocasiones, es sacrificar ganancias: «Muchas veces lanzamos ofertas, hay que vender por debajo de los precios que realmente se pueden pedir por algún tipo de mercancía para poder captar algún cliente».
Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto