Yturvides Vílchez, la pasión por la trompeta

La madrugada del 28 de junio de 1980 llovió sin pausa sobre la ciudad de Maracaibo, la capital frente al lago estaba anegada, bañada de grises plomizos. Ese día nacía un niño, que dos décadas más tarde iba a ser reconocido como uno de los mejores ejecutantes de la trompeta, era Yturvides José Vílchez Cardozo.

Llegó al seno de una familia que se debatía entre el amor por los deportes y la pasión por la música. Su padre, el maestro Vílchez, soñaba con verlo convertido en un gran boxeador. Su madre, Leyda Cardozo, quería que su niño dedicase su vida al arte de los sonidos. Por ello, a los cuatro años de edad, ella le regaló un instrumento musical, un cuatro; desde entonces las notas del “cambur pintón venezolano” llenaron sus días.

En 1996, Yturvides entró a la banda marcial-show Regina Coeli como percusionista, allí fue batutero y tocó el redoblante: Ese fue su bautizo como músico. Hasta que le comunicó a su director el amor innato que sentía por la trompeta, le pidió lo cambiase a ese instrumento. El profesor sin dudar, le asignó una trompeta de inmediato y le dio plazo de dos semanas para que aprendiese a ejecutarla. Así fue, el adolescente lo logró, desde entonces Yturvides ha vivido pegado a la boquilla de su trompeta, sacándole notas, estudiándola, realizando conciertos en los más distantes lugares, tocándola en playas solitarias, y colocando en alto el nombre de su patria.

Yturvides Vílchez tuvo su primera trompeta a los 16 años de edad, logró tener consigo el instrumento que siempre había amado en la distancia. Lo veía con admiración cuando llegaba a alguna fiesta un mariachi, o alguna agrupación tropical. Ese sonido imponente lo atrapaba, era como si él lo llevase adentro, en lo más profundo de su alma sonora. Algunas veces, quedaba prendado del sonido de una trompeta viendo la televisión, algún viejo filme donde disfrutaba al ver tocar a Louis Armstrong (Satmo), con su sonido tan singular. Satmo siempre tenía un pañuelo blanco en su mano izquierda, era un artista único, un pionero de la trompeta en el jazz. El gran escritor Julio Cortázar lo describió así: “Louis con los ojos en blanco detrás de su trompeta, con su pañuelo flotando en una continua despedida de algo que no se sabe lo que es, como si Louis necesitara decirle todo el tiempo adiós a esa música que crea”. (París, noviembre de 1952).

La trompeta es un instrumento antiquísimo, tuvo su origen en los cuernos que ejecutaba el hombre prehistórico para comenzar sus jornadas de caza. Fue evolucionando y a partir de la edad de los metales, las hicieron de bronce. Acompañó a los ejércitos, era parte de sus códigos de ataque, anunciaba los descansos, el comienzo de jornada matutina. Los griegos las usaban con fines religiosos, por eso las ejecutaban los sacerdotes. En el período barroco tuvo una gran figuración. Anton Weidinger músico virtuoso de la trompeta, aportó la trompeta de llaves. Luego Blühmel y Stölzel crearían el sistema de pistones. Así siguió su evolución hasta llegar al hermoso instrumento que hoy en día conocemos, utilizado en la música clásica, en el jazz, en la música latina, el pop, la música religiosa y la marcial. La trompeta es la reina de los viento-metales en el mundo.

El poeta español Ángel González Muñiz (Premio Príncipe de Asturias 1985 y Premio Reina Sofía 1996) hizo una hermosa oda a la trompeta:

“Qué hermoso era el sonido de la trompeta

cuando el músico contuvo el aliento

y el aire de todo el Universo

entró por aquel tubo ya libre”.

(González Muñiz, 1925-2008)

En 1997, al joven Yturvides Vílchez lo fue a buscar a su casa el veterano trompetista Amable Nieto, con una invitación para que integrara su banda “Los Antañones de mi pueblo” una agrupación dedicada a la música cañonera y a la música tropical bailable. Yturvides consultó a sus padres, ellos lo aprobaron y él entusiasta aceptó. En ese tiempo el maestro Nieto dio sabios consejos al joven Vílchez, le proporcionaba casetes del trompetista puertorriqueño Luis Perico Ortiz, y le decía: “Así debes tocar, ese es el sonido que debes buscar”. Pero Yturvides buscaba su propio sonido, para ello Perico Ortiz sería un guía, un gran inspirador en la distancia.

En 2000 fue llamado por el merenguero zuliano Omar Enrique para ser parte de su orquesta, la cual se mantenía actuando en toda Venezuela y en Colombia. También realizó giras por la Costa Atlántica Colombiana con el guarachero Pastor López y con el magistral Nelson Enríquez. Participó un tiempo breve con la Orquesta Carángano, del pianista y arreglista José Luis García. En uno de esos bailes donde tocaba la primera trompeta, lo vio el sonero del mundo Oscar D´ León y lo invitó a solear en uno de sus temas. Semanas después, ingresó a la orquesta y se mantuvo por cuatro intensos años. En ese tiempo recorrió casi un centenar de naciones al lado del gran salsero venezolano.

Pero Yturvides tenía una casa esperándolo en su futuro, que sería una morada para crecer como solista, para consagrarse como trompetista élite; era la isla de Puerto Rico, la bella Borinquen. Allí se estableció en 2008, fue parte del Grupo Manía, estuvo en el conservatorio, estuvo en grabaciones eventuales, hasta que llegó el día anhelado de conocer al gran trompetista y arreglista que lo guiaba en la distancia, Luis Perico Ortiz, un músico excepcional nacido en Santurce en 1949. Se formó en la Escuela Libre de Música y en el Conservatorio de San Juan. Ortiz fue parte de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico bajo la dirección de Pau Casals antes de cumplir los veinte años. En 1970 se trasladó a Nueva York para tocar con Tito Puente, Mongo Santamaría y con la Fania All Stars, la mayor orquesta de salsa del mundo.

Yturvides y Perico Ortiz realizaron conciertos juntos, grabaciones, llenaron teatros en San Juan, Caracas y Colombia. Han cosechado una sólida amistad, sobre la base de la admiración y el apoyo mutuo. Han sido parte fundamental del Puerto Rico Jazz Fest Carolina. Hicieron historia con el concierto “Dos generaciones y un sonido”. Ese concierto comenzaba con las notas de “Mi nostalgia” gaita original de Símón García, un clásico:

“Maracaibo tierra amada

desde que de ti salí

a cada instante añoro

me paso el tiempo

pensando en ti”.

En 2012 surgió el primer álbum de Yturvides llamado “Con alma”, el tema de lanzamiento fue el clásico: “Por alguien como tú” de la autoría de Carlos Morean, un pionero del rock venezolano en los años 60. Ese tema lo popularizó Ilan Chester en los años 80. Yturvides lo hizo en tiempo de chachachá, con una big-band respaldándolo y su trompeta Stomvi cantando:

“Por alguien como tu
sería capaz de buscar
cosas imposibles de hallar
porque alguien como tú
solo se puede encontrar
una vez por vida y no más”.

Ese mismo año colabora en el documental-musical “Encanto del Caribe” dirigido por el laureado músico puertorriqueño Cucco Peña, junto al pianista Arthur Hanlon, un nativo de Detroit enamorado de la música latina. Contó con la participación de grandes figuras de la canción: Marc Anthony, Natalia Jiménez, Laura Pausini, Cheo Feliciano y el guitarrista y expelotero de Liga Grande Bernie Williams, el célebre #51 de los Yankees de Nueva York, quien hizo un solo en el tema “El ratón” del propio Cheo Feliciano.

Una de sus mayores influencias la ha representado el trompetista cubano Arturo Sandoval, lo impresionaba su sonido, su virtuosismo, su liderazgo. Yturvides conoció a Sandoval en el festival de jazz en Carolina y tuvo el honor de tocar para él, en su big-band. El nativo de Artemisa elogió el talento que el zuliano demostró en sus solos.  Allí nació la idea de hacer un concierto en su homenaje, al que llamó “Arturo Time” en 2017, realizó la gira por España y Venezuela. En esa producción queda demostrado que Yturvides posee un gran registro, sonido privilegiado, que tiene contenido como músico y perfil de gran artista. Es un concierto no apto para principiantes, ni para trompetistas temerosos.

Su meteórica carrera le permitió entrar al prestigioso Staff de Stomvi, la casa de instrumentos de viento metal española, que elabora trombones, cornos y trompetas que utilizan los músicos de todos los continentes. Con el patrocinio de “Stomvi arte y tecnología” ha realizado: Máster class, giras musicales, encuentros con los medios de comunicación y piezas publicitarias exitosas. En ese selecto Staff Stomvi comparte espacios con trompetistas de la calidad del belga Antoine Acquisto, del español Jordi Albert, del valenciano Germán Asensi, del francés Pierre Badel, del maestro Alejandro Castañeda y del puertorriqueño Luis Perico Ortiz.

Yturvides sigue creando música, participando en importantes grabaciones con grandes artistas y preparando sus giras. Está catalogado, como el mejor trompetista venezolano en la actualidad, su participación junto a Mauricio Silva en “El legado de la salsa venezolana” así lo dejó plasmado. En ese álbum grabó solos memorables. Además, es el único venezolano que ha tocado con The U.S. Army Blue Big Band, la orquesta presidencial de los Estados Unidos, creada en 1970 con la misión de resguardar el patrimonio jazzístico de esa nación.

El niño que llegó en una alborada de aguaceros a la ciudad portuaria, la cuna de la gaita, hoy en día tiene al mundo por morada. El sonido que él ha creado con su trompeta, ha sido reconocido en teatros, emisoras de radio, estudios de grabación y en la comunidad de los grandes de la música. La historia contemporánea del arte, le tiene reservada una página que la encabeza su nombre: Yturvides Vílchez, la pasión por la trompeta.

León Magno Montiel