Voces de la calle: La rutina y desafíos de los vendedores ambulantes en Barquisimeto

El centro de Barquisimeto, es un ecosistema donde la economía informal se despliega a diario. Más allá del ir y venir de transeúntes, se esconde una red de vendedores ambulantes que, con ingenio y esfuerzo, construyen su sustento. Para comprender a fondo esta dinámica, el equipo de Noticias Barquisimeto visitó la intersección de la carrera 25 con calle 21.

El aroma a comida rápida es una invitación constante en este sector. Rafael Márquez, madrugador en su puesto, ofrece una variedad de opciones para el paladar barquisimetano. «Aquí vendemos perros calientes, pepiperro, choripán, hamburguesa con papas naturales. Toda clase de comida rápida», comenta Márquez. Sus precios, asegura, son accesibles, «de 400 bolívares al combo de 350, depende la cantidad que pide el cliente».

La jornada de Rafael comienza temprano, «llego a las 6:30 de la mañana, mientras llega el dueño y ya yo le preparo eso ya empezamos a laborar». La lluvia no detiene el negocio; con previsión, instalan toldos y se resguardan «del lado de adentro del Centro Comercial Cosmo», asegurando la continuidad del servicio.

A pocos pasos, encontramos a Salomón Sivira, quien desde su local «La Unción del Sabor» también deleita a los transeúntes con comida rápida. Su menú incluye hamburguesas y perros calientes, con precios que varían desde los «130 bolívares para el perro sencillo» hasta «hamburguesas en 250 bolívares» y opciones especiales «con pollo o papas naturales». Lo más buscado, según Salomón, son los «combos de cuatro perros con refresco en 700 bolívares» y los «dos por 800 bolívares con papas naturales».

El equipo de Salomón opera de «lunes a domingo», abriendo a las ocho de la mañana y cerrando a las siete de la noche. La división de tareas es clave para su supervivencia: «en la mañana nos ayudamos que es hacer la ensalada y la salsa entre los dos y ya después que arrancan la jornada uno prepara y yo atiendo y cobro», explica Salomón sobre la dinámica de su negocio, donde dos personas se reparten el trabajo. La lluvia, sin embargo, es un desafío. «Nos mojamos, la gente no le gusta cuando llueve y esas cosas», admite.

En el corazón de esta dinámica informal, también encontramos a quienes ofrecen servicios esenciales. Yanis Mendoza se dedica al «servicio técnico y reparaciones relacionado con los celulares». Yanis es el experto en solucionar problemas como «pin de carga, micrófonos, cornetas».

Su día a día, como el de muchos informales, es «un día como en todos lados, a veces bueno, a veces se hace bastante, a veces no». Yanis llega a su puesto a las «ocho de la mañana» y se retira «alrededor de las tres de la tarde, 3:30». La afluencia de clientes es «variable», pero tras «12 años trabajando aquí», Yanis destaca que «ya hay un poco más de adquisición», una muestra de la lealtad y confianza que ha construido con su clientela a lo largo del tiempo.

Las historias de Rafael, Yanis y Salomón son un reflejo de la resiliencia y adaptabilidad de los emprendedores informales en Barquisimeto. Cada día, desde sus puestos en la carrera 25 con calle 21, no solo ofrecen productos y servicios, sino que también tejen una parte esencial del entramado social y económico de la ciudad.

Carla Martínez / Noticias Barquisimeto