Video/ Ingrid Gómez relató cómo se salvó de la muerte tras ataque de su ex

Hace dos meses que la relación de un año que tenían Ingrid Gómez y José Luis Da Silva había terminado, “eventualmente me escribía”, pensaba que habíamos quedado en plan de amigos, tras haber tenido una relación estable.” 

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En una entrevista concedida a Impacto Venezuela, Ingrid Gómez, la joven estudiante de Comunicación Social quien sobrevivió al intento de asesinato que sufrió a manos de quien había sido su pareja, reflexiona sobre los hechos que la llevaron a estar al borde de la muerte.

Ingrid se confió cuando José Luis le ofreció la cola para ir a la farmacia, “pensé que estábamos en esa relación de amistad yo fui confiada, pero cuando íbamos camino a la farmacia, todo cambió: él me dijo tu no vas a ir a tu casa, te vas a quedar conmigo”. En ese momento comenzó lo que sería la peor noche de su vida.

Ingrid, presume que José Luis Da Silva, quien fue imputado por el Ministerio Público de femicidio frustrado, estaba bajo efectos de alguna droga.

“Traté de convencerlo, le dije que tenía que trabajar, que debía ir a mi casa, no pedí permiso, que no podía quedarme, la discusión fue subiendo de tono y le reclamé que no tenía el derecho a obligarme, pero él me respondía que tenía que hacerlo.”

Comenzamos a discutir y José Luis ofrece comprarme agua “porque me siente acelerada”, confiada se la tomó y casi de inmediato comenzó a sentirse mareada. “Al rato me quede dormida, no recuerdo qué pasó en ese tiempo”.

No sentía manos ni pies y veía todo borroso

Al recobrar la conciencia la joven recuerda que no sentía manos ni pies y veía todo borroso, “le pregunté qué me había hecho y la respuesta fue que hizo todo lo que tenía que hacer. Entonces comencé a morderme la lengua para despertarme, por eso tengo herida la lengua.”

Al despertar vio que estaban por la carretera de El Junquito, le preguntó que porqué estábamos por allí y la respuesta que recibió fue golpes, “me daba cachetadas, me ahorcaba y me decía groserías”.

En ese momento entró la llamada de su mamá, quien preocupada trataba de comunicarse con Ingrid, pero ante la llamada, José Luis giró el volante hacia un barranco y amenazó con estrellarse y matarse los dos.

Ingrid sabía que estaba en un territorio peligroso, transitaban por la carretera nueva de El Junquito, hacia donde él residía. Una vía muy solitaria y peligrosa, una carretera en la que es común el hallazgo de cadáveres.

En ese momento se dio cuenta de su situación, puso los pies en la tierra, tenía que sobrevivir y trató de calmar al hombre, “quería salir de esa carretera, le dije que íbamos a llegar a su casa, quería salir de esa carretera en la que podía pasarme algo sin que más nunca nadie supiera de mí”.

Cuando salieron de la carretera continuó tratando de calmar al hombre hasta que llegaron a la alcabala de la Guardia Nacional.

Cuando vi a los guardias les grité pidiendo auxilio

“Allí pasó lo más terrible. Me dije que tenía que hacer algo y cuando vi a los guardias les grité pidiendo auxilio, al no ver que respondieron me lancé del carro, pero me agarró del cabello, y aceleró, yo terminé arrastrada por el asfalto y me arrancó el pelo y caí al suelo, allí perdí el conocimiento”.

El sujeto ya tenía la intención de asesinarla. Mientras los guardias ven lo que está pasando, el sujeto se detiene el carro, se baja y va hacia la joven que está inconsciente en el suelo la recoge del asfalto y rompe una botella con la que la apuñala en el cuello, “si los guardia no llegaban a tiempo me mataba”

Los guardias lograron separar al sujeto, quien ataca a uno de los efectivos con la botella rota, ante la situación lo golpean y termina desmayado, ahora la carrera es por salvarle la vida a Ingrid, a quien trasladaron de urgencia hasta el hospital Miguel Pérez Carreño, donde lograron salvarle la vida.

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“Si hubiese hecho un ataque más me habría matado, doy gracias a Dios porque se hizo justicia, Dios me dio una oportunidad para vivir”.

Hoy Ingrid está recuperándose en su casa, mientras que José Luis Da Silva tiene por lugar de reclusión la cárcel de Tocorón.

El Universal/ Impacto Venezuela