Venezuela tiene con qué competir en eliminatorias

Para gustos, los colores. Puede gustar más o menos, pero lo que no se puede negar es que Venezuela estuvo a la altura de lo que los compromisos marcaban y que al ser amistosos sirvieron para probar jugadores, movimientos y planteamientos tácticos, que al final se reflejaron en par de victorias para el disfrute de quienes pagaron su boleto para ver a la selección en el estadio Olímpico de la UCV.

Hay quienes consideran que estos partidos no dejan nada, por el nivel de los contrincantes. Pero, la Vinotinto enfrentó a un rival directo de eliminatorias como Bolivia, al que superó ampliamente en juego y resultado; demostrando con el sistema táctico y elementos que se puede tener la iniciativa ante equipos de igual o menor nivel (Paraguay, Perú, Ecuador) y más jugando en casa.

Frente a Trinidad y Tobago, un rival físico, que se podría asemejar a la misma Ecuador o Colombia. Allí, los criollos exhibieron una gran posesión de balón y aunque no fueron tan efectivos, hubo muchas llegadas al arco.

Estos choques sirvieron para probar el tan buscado lateral izquierdo; Rosales, Feltscher y el debutante Benítez fueron los utilizados, siendo Roberto quien parece tener la delantera.

También, sirvió para que Ronald Hernández demostrara que puede tranquilamente ser el sucesor de Robertico en la derecha y para que no quedaran dudas del excelente nivel de Yordan Osorio y Jhon Chancellor, además de Villanueva y Ángel.

El mediocampo era el punto de mira principal. Los rivales te permitían romper ese trivote defensivo que pregona Dudamel para darle espacio a los “jugones”. En los dos careos, fueron utilizados Otero, Soteldo, Añor y Savarino; los encargados de darle magia al juego vinotinto y así fue. Rómulo Otero tuvo libertad de desplazamiento y no defraudó, Juanpi entró enchufado y demostrando su calidad, al igual que Savarino y Soteldo, quienes con sus diagonales y asociaciones dejaron buen sabor de boca.

Yangel Herrera y Tomás Rincón, inseparables. En el primer partido se cubrían las espaldas y repetidas veces intercambiaron posiciones, volante 5 y 8.

Por los costados, Machís sigue dulce de cara al arco e imparable en el uno contra uno; mientras que Murillo “es un Ferrari” como dijo Dudamel.

Rondón se destapó con tres goles, uno de ellos de feria con una acrobática chilena. Es la carta del gol.

Aún queda mucho por mejorar, pero de aquí a marzo, Venezuela demostró que no le hará fácil el camino a Catar a nadie y que tiene con qué pelear un boleto.