Un talón en Luxemburgo cambió el contrato de Messi

Bartomeu pidió subir la cláusula de rescisión cuando se enteró de que había 300 millones preparados en un banco para pagarla

El padre del crack argentino aceptó la modificación… pero mejorando las cifras del contrato de Leo

En agosto del 2017, Bartomeu y sus directivos vivieron unos días de preocupación. La temporada no había sido demasiada buena, pero acabó con la consecución de la Copa del Rey y, tras el doblete de la temporada anterior y el triplete del 2015, el equipo y los directivos parecían tener un crédito ilimitado. A todo ello, se produjo una noticia que el barcelonismo celebró por todo lo alto. Me refiero a la renovación del contrato de Leo Messi. Tras muchas horas de negociaciones, Jorge Messi dio el sí final el 29 de junio del 2017. Llamó a Bartomeu y firmó, por poderes y por mail, un contrato que vinculaba a su hijo con el Barça durante cuatro temporadas más. Leo no llegó a firmar nunca aquel contrato porque estaba en Argentina. Es más, la firma y el acuerdo final se produjo un día antes de que el futbolista del Barça contrajera matrimonio con Antonela Roccuzzo en el Hotel City Center de Rosario. O sea, que Messi se casó con un nuevo contrato y él, su familia, los culés y Bartomeu y los suyos se fueron de vacaciones con la tranquilidad de que todo estaba bien atado.

El contrato tenía una cláusula de 300 millones de euros y el resto no era muy distinto al que publicó el diario El Mundo el pasado domingo. Eso sí. Las cifras totales eran ligeramente inferiores. En aquel momento nadie se planteó que una cláusula de 300 podría ser asumible por algún equipo y, menos aún, cuando el jugador siempre había afirmado públicamente que su deseo era acabar su carrera deportiva en el Barça.

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Sin embargo, un mes más tarde, el 3 de agosto saltó la noticia cuando los abogados de Neymar informaron que depositarían en las oficinas del club un talón de 222 millones de euros para llevarse a Neymar del Barça. La bomba pilló por sorpresa a Bartomeu, a sus colaboradores y a los culés empezaron a temblarle las piernas. No obstante, eso pudo ser poco comparado con lo que llegó a los oídos de los directivos más próximos al presidente. Un chivatazo de una persona de confianza les aseguró que en un banco de Luxemburgo se habían depositado 300 millones de euros procedentes de un país del Golfo con la finalidad de fichar a un futbolista. Perder a Neymar resultó un desastre, pero dejar escapar a Messi hubiera supuesto salir en globo. Así que, todavía no habían pasado ni dos meses de la renovación que Bartomeu llamó a Jorge Messi y le propuso volver a renegociar el contrato. ‘Quiero subir la cláusula de 300 millones’ le dijo el presidente al padre del jugador. Dicen que Jorge Messi, sorprendido, aceptó pero advirtió que habría que mejorar las cifras. Y así fue. El miedo a otro caso Neymar llevó a realizar un nuevo contrato que se firmó en noviembre y que ya conoce todo el mundo tras la filtración el pasado domingo.

En definitiva que aquel contrato firmado en junio del 2017 por el padre y luego, en septiembre por Leo, solo duró cinco meses. Los Messi no acabaron de entender lo sucedido, pero aprovecharon las circunstancias y sacaron algo más de dinero. No mucho, afirman algunas de las personas que estuvieron negociando. Eso sí, la cláusula pasó a ser de 700 millones y los culés respiraron tranquilos. El montante global ahora ya lo conocen. Una cifra asumible por el club por aquel entonces por todo lo que el jugador genera pero que en tiempos de covid parece fuera de mercado. En fin, que nunca sabremos si ese dinero depositado en el Banco de Luxemburgo era para llevarse a Messi, pero esa fue la primera vez que Bartomeu actuó para evitar la salida de Leo. La segunda el pasado verano tras el famoso burofax. Allí resistió bien. 

Ahora, es el turno del nuevo presidente. En plena campaña electoral y con los números encima de la mesa hay, incluso, expertos que piensan que podría cobrar más. De cualquier manera, sería bonito que, exclusivas o filtraciones interesadas al margen, Messi llegara a un acuerdo con los nuevos gestores del club y se convirtiera, como Carles Puyol, en un ‘One Club Men’. Eso sí, el 7 de marzo, recién terminado el proceso electoral, Leo debería recibir la primera llamada del nuevo presidente. A día de hoy, el Barça, sin Messi, es menos Barça. 

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Diario Sport