Un comportamiento “terco” puede ser síntoma de envejecimiento cerebral

La llamada "rigidez cognitiva" impide a las personas adaptar sus actitudes a las circunstancias, incluso si lo acostumbrado ya no da resultado

Los seres humanos aprendemos cosas nuevas o cambiamos actitudes gracias a una cualidad del cerebro que se llama “flexibilidad cognitiva”. Cuando el cerebro empieza a perder condiciones llega la “rigidez mental”, que es simplemente la incapacidad para adaptarse a cosas nuevas. Por eso, un comportamiento “terco” en alguien mayor puede ser síntoma de un cerebro que envejece.

La Flexibilidad Cognitiva, o también llamada Flexibilidad Mental, se define como la capacidad que tiene el cerebro para adaptar nuestra conducta y pensamiento a situaciones novedosas, cambiantes o inesperadas. En otras palabras, es darnos cuenta de que lo que estamos haciendo no funciona, o ha dejado de funcionar y, por ende, debemos reajustar nuestra conducta, pensamiento y opiniones, para adaptarnos al entorno y a las nuevas situaciones.

La maduración de la flexibilidad cognitiva se completa en torno a los 20 años. Sin embargo, cuando se llega a la edad de los adultos mayores, a menudo empieza a experimentar un deterioro.

Los expertos en neurología aseguran que el envejecimiento cerebral causa cambios físicos y funcionales, que incluyen un declive en la velocidad de procesamiento, el funcionamiento sensorial central, la integridad de la materia blanca y el volumen cerebral. Para contrarrestarlo recomiendan ejercicios interactivos.

Muchas de las personas que deciden acudir a terapia tienen problemas con pensamientos rígidos y poco adaptativos. Estos bloqueos pueden provocar cuadros de estrés, ansiedad, depresión o simplemente no les permiten alcanzar sus objetivos.

¿Qué es la rigidez cognitiva?

La rigidez cognitiva es la consecuencia de la falta de flexibilidad mental y la incapacidad de cambiar de conducta o creencias, cuando éstas están siendo ineficaces para alcanzar los objetivos. Esto puede conducir a alteraciones en la regulación de la propia conducta. Suelen darse patrones de comportamiento ineficientes y de perseverancia exagerada.

En el caso de los adultos, la rigidez cognitiva genera la sensación de quedarse “atascado” en un punto. No son capaces de dar con la forma de salir de algo que los atasca.

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Para las personas con escasa flexibilidad mental, la adaptación de su comportamiento al cambio puede resultar compleja. En algunos casos puede estar asociada a otras patologías que motivan trastornos neuropsiquiátricos. Por ejemplo, si son niños, pueden padecer de dificultades de atención. También afecta a personas con traumatismo craneoencefálico, ictus, o trastornos complejos como el de déficit de atención con hiperactividad, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), esquizofrenia, espectro autista, de la alimentación (anorexia nerviosa y bulimia nerviosa) o personas con adicciones.

Recomendaciones para la flexibilidad cognitiva

La evaluación de la flexibilidad cognitiva con un experto resulta de alta utilidad, tanto en el área médica como en el ámbito de la educación e incluso, en el aspecto profesional.

Un grupo de expertos del Grupo Médico Santa Paula, que atiende este tipo de casos, recomienda las siguientes medidas para mantener la flexibilidad cognitiva:

Tomar unas vacaciones para reducir el estrés crónico.

Desconectarse de lo laboral mientras descansas, lo cual fortalece tu salud mental.

Evita situaciones de estrés durante las vacaciones, por ejemplo, no hacer largas filas.

Permitir a tu cuerpo liberar dopamina para que el cerebro se active positivamente a los cambios. O sea, moverse y hacer ejercicio