La grave imprudencia de una mujer venezolana ha provocado una tragedia familiar con cinco muertos por COVID-19 en la ciudad de Táchira.
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Todo comenzó la segunda semana de diciembre, cuando Verónica García, una madre de familia, comenzó a experimentar los síntomas del coronavirus. Tras acudir a un centro médico y someterse a una prueba le confirmaron su resultado positivo.
A pesar de ello -y por miedo- decidió ocultar el diagnóstico a su marido, un hombre de 33 años, a su hija mayor de 17 años y a sus gemelos, dos niños de cuatro años. La mujer aseguró en casa que sufría “una gripe muy fuerte”.
Los días pasaron hasta que su marido decidió acudir a una fiesta el 27 de diciembre -saltándose las restricciones por la pandemia-. Fue en ese momento cuando la mujer llamó a su pareja confesándole que padecía COVID-19 y le explicó que debía volver al domicilio para romper la cadena de contagios.
La llamada llegó muy tarde
En un primer momento sus hijos y su marido dieron negativo en una PCR. Por su parte, el estado de Verónica iba agravándose hasta que tuvo que ser hospitalizada: ya ingresada en el hospital, el resto de su familia dio positivo en una segunda prueba.
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La enfermedad no cesó y finalmente Verónica falleció el 18 de enero. Su marido murió un día después y su hija mayor tampoco superó la enfermedad. Además, los gemelos de cuatro años no superaron la bronconeumonía que contrajeron y murieron el 27 de enero.
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