Tour de Francia – Etapa 18: Vingegaard revienta a Pogacar y ata el Tour en un día que dejó una foto para la historia

En la tercera etapa de los Pirineos, la más dura de las tres, el danés Jonas Vingegaard ha sellado su triunfo en la 109ª edición del Tour de Francia con una gran exhibición salvo sorpresa mayúscula

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Victoria de etapa por delante de un Pogacar que lo intentó hasta la saciedad pero que no pudo doblegar a un líder sólido como una roca

Fue una etapa titánica, lucha ante la extenuación, en la que en el descenso del Col de Spandelles Pogacar y Vingegaard dejaron una imagen para la historia del ciclismo y del Tour

Hay muchas formas de ganar un Tour de Francia, pero pocas pueden ser mejores como la que ha sellado este juevesel danés Jonas Vingegaard, líder de la carrera desde que doblegara en la llegada al Col du Granon en la undécima jornada a un Tadej Pogacar que no ha podido alcanzar el nivel de las dos últimas ediciones y que ha tenido un rendimiento inferior ante un Vingegaard que ya lanzó un aviso para navegantes el año pasado, cuando acabó 2º en el podio de París tras Pogacar.

Pese a al tiranía ejercida por Jonas en la carrera, siempre quedaba la esperanza, el deseo de que Pogacar se sacara un as de la manga y pudiera como mínimo poner en problemas a un líder indestructible en la etapa reina de los Pirineos, pero un día más el maillot amarillo de la carrera encajó todos los golpes del aspirante sin apenas inmutarse, en un día en el que el equipo Jumbo-Visma volvió a sacar músculo y a demostrar que desde el autobús y después en el coche diseñan como nadie la táctica a emplear en carrera.

Y prueba de ello es que un día más el belga Wout Van Aert, inconmensurable un día más, era el primero en atacar y trabajar para que se formara la escapada del día, y lo hizo nada más darse la salida, teniendo por delante una jornada muy dura, de 153,2 kilómetros con el ascenso a tres colosos de muy señor mío, por este orden, Col d’Aubisque (17,1 km al 7%), Col de Spandelles (10,2 al 8,5%) y el desenlace en Hautacam (12,6 km al 7,8%).

Como en la jornada previa el Tour diseñó una etapa de menos a más, en la que los primeros 50 kilómetros eran ‘llanos’ para ir ganando en intensidad a medida que avanzaban los kilómetros. Una etapa, la última de montaña, en la que Enric Mas quiso ser protagonista, pero el balear y líder de Movistar ni pudo aguantar a los mejores subiendo ni pudo seguirles en la bajada, ya en el descenso del Aubisque.

Pogacar lo intenta hasta la saciedad sin premio

La carrera se tensaría en el ascenso a Spandelles, con un Brandon McNulty que como hiciera en la jornada previa se puso delante del grupo de los notables para tensar la cuerda, buscando las cosquillas a un Vingegaard que no se inmutaba. La ascensión ganaba en dureza, hasta que Pogacar consideró que había que pasar a la acción. Lo hizo una y mil veces en el ascenso a Spandelles, pero Vingegaard no notaba los golpes y el esloveno no ganaba ni un metro y como en la jornada previa, justo tras coronar, Pogacar volvía a acelerar, afrontando un descenso que se las traía, por una carretera estrecha y con gravilla en los márgenes. Pensó Tadej que si subiendo lo había intentado hasta en cuatro ocasiones y no había descolgado al líder tenía que intentarlo en un descenso en el que los dos mejores corredores del Tour iban a pasar apuros.

Primero fue Vingeggard el que perdió el control de su bici en una curva, salvando milagrosamente la caída, y kilómetros más tarde el que no al evitaba era Pogacar. Vingegaard viendo lo sucedido aminoró el ritmo y esperó a Pogacar, quien le enseñó el pulgar en señal de agradecimiento y que al instante le ofrecía la mano para un toque de manos que pasará a la historia del ciclismo, demostrando que lo primero debe ser la deportividad.

Pogacar y Vingeaard pusieron la directa hacia el desenlace en Hautacam, donde la fuga inicial se acabaría rompiendo, viéndose superada por los dos colosos, y en la que estaba un batallador Carlos Verona. Como ya ha hecho este Tour en varias ocasiones, Van Aert esperó a Vingegaard y de nuevo Pogacar se veía acorralado por el Jumbo. Kuss se hizo a un lado y Van Aert incrementó más el ritmo, hasta que a menos de cinco kilómetros se quedaba un Pogacar superado, tocado por la caída, y poco más adelante era Van Aert el que se abría, yéndose Vingegaard a por una victoria espectacular.

Un triunfo de diez tras el cual se puede decir quer ha sellado la victoria en el Tour, sumando dos victorias, y que dos victorias, en Col du Granon y en Hautacam, ante un Pogacar que, como ya ha hecho todas las veces que Vingegaard le ha tuteado o superado, fue a buscarlo a la zona de llegada para felicitar a su gran rival y a su heredero en París. Chapeau.

Mundo Deportivo