Tour de Francia/Etapa 16: Tablas en la primera batalla de los Pirineos entre Vingegaard y Pogacar y triunfo emotivo de Houle

Houle se impuso en la etapa 16

El ciclista representó la segunda victoria en la historia de Canadá en el Tour de Francia.

El canadiense Hugo Houle (31 años) ha logrado una emotiva victoria en la 16ª etapa del Tour de Francia, en la primera batalla de los Pirineos entre Vingegaard y Pogacar que ha acabado en tablas.

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Buen aperitivo el que se ha servido en la mesa de la 16ª etapa del Tour de Francia, a la espera de que los camareros sirvan los entrantes y los segundos mañana y pasado, con el postre que siempre corona una buena comida reservado para el próximo sábado. En la primera de las tres batallas a vida o muerte que se va a vivir estos días en los Pirineos el gran protagonista acabó siendo el ciclista canadiense Hugo Houle (Israel-Premier Tech), que logró una gran e importante victoria, cargada de un alto contenido sentimental. Importante porque era su tercer triunfo profesional desde que comenzó a rodar en el 2011 en las filas del Spidertech Powered by C10 e importante para su equipo, más aún con con el tercer lugar de su compatriota Michael Woods en la lucha que mantiene el equipo Israel por mantener la categoría World Tour al acabar la temporada. Y sentimental porque el corredor de Sainte-Perpétue tuvo un emotivo recuerdo para su hermano pequeño Pierrick, que fallecía en el 2021 tras ser atropellado por un conductor borracho y a quien siempre había querido dedicar una victoria en Francia, ya que desde niños se pegaban al televisor para no perderse detalle de todo lo que sucedía en la ronda gala.

Un primer movimiento en el tablero amarillo del Tour en el que Pogacar dijo que lo intentaría. Como en los días anteriores, desde que perdiera el liderato hace ya seis jornadas tras el fiasco en el Col du Granon, Tadej buscó las cosquillas una vez más a un sólido Jonas Vingegaard, pero el danés, que tuvo que emplearse a fondo, resistió con la misma seguridad que viene ofreciendo estos días, salvando el primero de los tres match ball que tiene para abrazar la gloria en París.

Cierto es que ésta era la primera batalla de los Pirienos, pero cierto es también que esta 16ª jornada podría considerarse como el prólogo a los dos grandes capítulos que vienen después de este gran sistema montañoso, cuyas páginas blanco están por escribir todavía. Una jornada que presentaba tres puertos de montaña a coronar, de categoría menor todos ellos, con el más duro de roer a 27 kilómetros de meta, allí donde Luis León Sánchez ganó en 2012, éxito que no aprovechó el ciclismo español un día más para aumentar su sequía de resultados.

La etapa fue de muy señor y mío, de toma y daca, disputada de nuevo bajo un calor de justicia y con muchos frentes abiertos. El primero el de la numerosa fuga de 29 unidades, de la que saldría el ganador del día, Houle, y de la que se descolgaría ya en la recta final de la misma el fenomenal Wout Van Aert para proteger en lo que necesitara su jefe de filas y líder de la carrera, Vingegaard, que ya contó con un escudero de lujo como el norteamericano Sepp Kuss, corredor afincado en la comarca del Berguedà (Catalunya) y que siempre es una garantía cuando la carretera se levanta y mira el infinito.

Y en una de estas rampas de salida, a 48 kilómetros de meta, en pleno Mur de Pèguère, con rampas que llegaban al 18% atacaba Pogacar, rompiendo de forma definitiva un pelotón de notables que acabaría del todo diseminado. Tadej tomó unos metros y salió como un cohete por la derecha de la carretera, pero Vingegaard se le pegó a la rueda trasera en un abrir y cerrar de ojos. Le echó el lazo con la solvencia de los últimos.

‘Pogi’ contó con el apoyo de su escudero más fiel, Majka, pero ni cuando Rafal se vació para su amigo ni antes de sufrir un problema mecánico con su bici en el estrechamiento de la calzada pudieron poner en verdaderos apuros a un Vingegaard que aguanta y aguanta con firmeza, a la espera de lo que pueda suceder en las etapas de mañana y pasado, marcadas por una dureza mucho más extrema, en las que Movistar tendrá que volver a la carga. Deberán sonar los tambores de guerra una vez más en el seno de su autobús.

Este martes colocaron a la perla norteamericana de Jorgenson en cabeza, quien en el rápido descenso hacia Foix se iba al suelo cuando trataba de restar el margen que les llevaba Houle, mientras por detrás Enric Mas sufría para no perder demasiado tiempo, después de que la formación telefónica demarrara del grupo de los notables con hasta tres unidades, con el balear, Verona y Mühlberger. Un movimiento valiente, atrevido, que quedó en nada y que fue anulado por la propia dinámica de la carrera y fortaleza de los rivales, perdiendo incluso Mas la décima plaza del podio y quedándose fuera ya del top ten. 

No fue el único damnificado de un día movido y apasionante, Adam Yates cedía una plaza, la misma que Thomas Pidcock, por las cinco de un Romain Bardet que vuelve a vivir horas amargas en el Tour, todo lo contrario que su compatriota David Gaudu, que ya es 5º tras ascender tres posiciones, o un rejuvenecido Nairo Quintana que mejora dos plazas y se coloca 4º de la general, llamando a las puertas de un podio, en el que resta por ver si sufrirá alguna modificación relevante en las próximas 72 horas. La batalla final sólo ha hecho que empezar.

Mundo Deportivo