Tras una jornada de sustos y nerviosismo provocada por los recientes movimientos telúricos, la capital larense, Barquisimeto, amaneció este viernes en una aparente «tensa calma».
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Los habitantes, con la esperanza de que los temblores no se repitan, retomaron con normalidad sus actividades cotidianas.

Desde primeras horas de la mañana, el bullicio y la rutina se adueñaron nuevamente del centro de la ciudad. El sector comercial, conocido por su dinamismo, se reactivó por completo. La estampa habitual de un viernes en Barquisimeto, con sus calles llenas de gente y el ir y venir de vehículos, volvió a ser la protagonista.
La población, aunque atenta a cualquier réplica, se ha volcado a sus labores, demostrando la resiliencia y el temple que caracteriza a los larenses. El miedo de las noches anteriores parece haber dado paso a la voluntad de continuar con la vida diaria, con la mirada puesta en un futuro sin sobresaltos.
NB