Es impresionante lo de Luis Arráez. El criollo es una máquina, una verdadera regadera para dar hits. Este domingo volvió a duplicar y se pone en .392.
Y hablamos de una temporada donde ya se han realizado 60 juegos. O sea, Arráez tiene semejante promedio de batero con casi un 40 por ciento de la temporada recorrida.
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Luis Arráez se fue de 4-2, ambos sencillos, para colocar su línea ofensiva en .392/.445/.485. En los dos últimos juegos ha bateado siete veces a tierra de nadie, cinco el sábado y este par del domingo. El venezolano ha sonado correctamente en nueve de los últimos 10 compromisos y los guarismos de los pasados siete careos son de video juego.
En los últimos siete ha sido un vendaval tal y como se muestra a una línea ofensiva de .538/.567/.654 con siete impulsadas y tres anotadas.
Arráez, además, remolcó una y anotó otra en su más reciente actuación. Estro contribuyó a que los Marlins de Florida volvieran a vencer a los Atléticos de Oakland, esta vez con pizarra de 7-5.
«Pon la bola en juego y verás lo que puede ocurrir», dijo el narrador de los Marlins en inglés, luego del segundo sencillo de Arráez, un rodado por segunda, con el cuadro adentro que llevó a la goma la de irse arriba.
Arráez no se conforma con un hit. Siempre busca otro y otro. El sábado se fue de 5-5 con cinco remolcadas, ahora templa par de cables. Desde que salió del slump que puso su average en .371, allá casi a finales de mayo, ha soltado dos o más cohetes en seis de los últimos 10 careos.
«Lo que más me impresiona de Luis Arráez es que siempre está chocando la bola. Cuando no es un hit, la pone en juego, sino es un fly de sacrificio. Bateando de primero nos han dado mucho resultado».
SKIP SCHUMAKER, manager de los Miami Marlins
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