Santo del Día | Policarpo: “El anciano que dio muchos frutos”

Fue un mártir cristiano del siglo II, Discípulo del evangelista San Juan, y Obispo de Esmirna; por su doctrina teológica esta considerado como uno de los Padres de la Iglesia

Policarpo nació probablemente hacia el año 69 d.C., sin embargo, no se conocen muchos detalles acerca de su infancia y juventud; tanto Ireneo, como Tertuliano y hasta el mismo San Jerónimo, afirman en sus escritos, que fue un discípulo del Apóstol Juan, y de manos del mismo Evangelista recibió la ordenación como Obispo de la iglesia de Esmirna. Su nombre, procedente del griego, significa el que da mucho fruto.

San Policarpo de Esmirna

Testigo excepcional

El prelado tuvo la gracia de ser testigo directo de los carismas de los Apóstoles, por su cercanía con San Juan Evangelista; gozaba de alta estima por su doctrina teológica, su ministerio episcopal lo desarrolló durante la época más formativa de la Iglesia, la era de los apóstoles de Jesucristo, momentos de mucho fortalecimiento en la fe y en la doctrina, pues se realizaba la transición a la segunda generación de creyentes.

Por la admiración de la que gozaba en todo el Oriente cristiano, Policarpo fue designado para ir a Roma y junto al Papa Aniceto, resolver lo relacionado a la fecha de la Pascua cristiana, asunto en el que no hubo acuerdo.

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Mártir en el Nuevo Testamento

Aunque desde muy joven fue cristiano, solo hasta el final de su vida fue perseguido y ejecutado; su muerte es el primer martirio registrado con detalle en la historia de la Iglesia posterior al Nuevo Testamento. Fue martirizado al poco tiempo de volver a Esmirna, tras intensificarse las persecuciones de los cristianos; al negarse a huir de la ciudad, los soldados encontraron su escondite.

Martirio de San Policarpo

Policarpo salió al encuentro con serenidad, les ofreció de comer y beber, y les pidió que le concedieran sólo una hora para rezar; los soldados se asombraron, pero se lo permitieron. Rezó con tanto amor que «durante dos horas no pudieron interrumpirle».

Lo llevaron hasta el Procónsul local, Estatio Quadratus, quien lo interrogó frente a la multitud, sin lograr que Policarpo se desconcertara; al contrario, mantuvo un ingenioso diálogo con Quadratus hasta que enfurecido mando a preparar la hoguera.

El anciano Obispo aceptó el suplicio con alegría, y en voz alta, con la mirada hacia el cielo, bendijo a Dios diciendo: “Señor Dios soberano te doy gracias, porque me has tenido por digno de este momento, para que, junto a tus mártires, yo pueda tener parte en la copa de Cristo. Por ello te bendigo y te glorifico. Amén”.

San Policarpo rezando

Cuenta la historia que las llamas crecieron alrededor del cuerpo del santo, pero no llegaron a quemarlo, se sentía en el ambiente un olor agradable a incienso; al final, viendo que no moriría bajo el fuego, lo mataron con un golpe de daga. Es venerado por la iglesia católica, ortodoxa y luterana, y su memoria litúrgica se celebra el 23 de febrero.

Que Dios Todopoderoso, por intercesión de San Policarpo, nos permita también poder ser fieles a Nuestro Señor Jesucristo, hasta el último momento de nuestra vida.

Agelvis Villalonga L.