Santo del Día | José: “El hombre casto, justo y silente”

San José, fue una figura sencilla y humilde, silenciosa y pobre en apariencia; pero Dios le encomienda una misión única y maravillosa. De estirpe real, de la familia de David; Dios le muestra un amor preferencial, y él responde sereno, fiel y agradecido

Las fuentes biográficas que se refieren a San José son, exclusivamente, los pocos pasajes de los Evangelistas Mateo y Lucas; “José, hijo de David”, así lo llama el ángel. Pero, el hecho sobresaliente de la vida de este hombre “justo” es el matrimonio con la Virgen María.

San José, el hombre del silencio

La tradición popular imagina a San José en competencia con otros jóvenes aspirantes a la mano de María; la elección cayó sobre él porque, el bastón que tenía floreció prodigiosamente, mientras que el de los otros quedó seco. Esta leyenda tiene un significado místico: del tronco ya seco del Antiguo Testamento refloreció la “gracia” ante el nuevo sol de la redención.

Matrimonio virginal

El matrimonio de José con María fue un verdadero matrimonio, aunque virginal; poco después del compromiso, José se percató de la maternidad de María y, aunque no dudaba de su integridad, pensó “repudiarla en secreto”. Siendo “hombre justo”, no quiso admitir sospechas, pero tampoco avalar con su presencia un hecho inexplicable.

Siendo Carpintero fue el oficio que le enseñó a Jesús

La palabra del ángel aclara el angustioso dilema; por tanto, él “tomó consigo a su esposa” y con ella fue a Belén para el censo, y allí el Verbo eterno apareció en este mundo, acogido por el homenaje de los humildes pastores y de los sabios y ricos magos.

Pero no todo fue homenaje, también se hizo presente la hostilidad de Herodes, que obligó a la Sagrada Familia a huir a Egipto; y regresar después a la tranquilidad de Nazaret, hasta los doce años, cuando hubo el paréntesis de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo.

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Hombre del silencio

Después de este episodio, el Evangelio parece despedirse de José con una sugestiva imagen de la Sagrada Familia: Jesús obedecía a María y a José y crecía bajo su mirada “en sabiduría, en estatura y en gracia”. San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre putativo de Jesús, y probablemente murió antes del comienzo de la vida pública del Redentor.

San José, Patrono de la Iglesia Universal

Su imagen permaneció en la sombra aun después de la muerte; su culto, comenzó durante el siglo IX. En 1621, el Papa Gregorio V, declara el 19 de marzo Fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II); y el Papa Pío IX, lo proclama Patrono de la Iglesia Universal.

Por último, el Papa Juan XXIII, introduce su nombre en el canon de la misa.

Cuando se comparte la vida en familia, sobre todo en estos momentos de modernismo desenfrenado; algunos caminos actuales por donde discurren gran parte de las familias, son senderos que conducen a la infelicidad o, a no aceptarse cómo viven siendo padre, madre, hijo … es como si nunca se hicieran las cosas bien.

Todo barco necesita un faro que le guíe, todo avión necesita un radar que le acerque al aeropuerto, todo hombre y toda mujer necesita guías que le lleven a vivir la bendición de la familia y la vocación de padre, de madre o de hijos de una manera cercana, que sea capaz de devolver ilusión, entusiasmo, paz y alegría; para ello, no hay mejor ejemplo que el del esposo de la Virgen María, el padre en la tierra del Niño Jesús, en otras palabras, la figura de San José, el Patrono de la Iglesia Universal.

Escena moderna del pesebre, San José durmiendo al Niño Jesús

Agelvis Villalonga L.