Santo del Día | Alejandro “El Defensor de Dios”

Fue el decimonoveno Patriarca de Alejandría, previo al cisma del 457; famoso por su oposición a la llamada “Herejía arriana”, que afirmaba que Jesús no era Dios verdadero, sino solo el Hijo de Dios

Alejandro nació por el año 250, y desde joven se consagró al servicio de Cristo; fue conocido por su afabilidad y mansedumbre.

En el 313, luego de la muerte de San Aquilas, es elegido Patriarca de Alejandría; un día, habiendo terminado las fiestas de la celebración del martirio de San Pedro I de Alejandría, se fue a comer con sus clérigos. Estando allí, miro por la ventana a unos niños que jugaban a ser sacerdotes y realizaban una especie de bautismo.

San Alejandro, Patriarca de Alejandría

Fijó su mirada, en el pequeño que hacía las veces de obispo y en lo correcto de sus movimientos; les llamó e interrogó, admirándose de que todo lo habían hecho conforme a las normas litúrgicas, y comprendió lo que valía aquel chico y se encargó de su educación. Al llegar a su juventud, el pequeño demostró ser una persona instruida y piadosa; y recibe, de manos del Obispo Alejandro la Ordenación Diaconal, en el 320, convirtiéndose luego en su secretario personal. Ese niño es, el gran San Atanasio.

Herejía arriana

Una leyenda, lo presenta junto a San Aquilas en el martirio de Pedro I de Alejandría, en compañía del Diácono Arrio; antes de morir, Pedro les habría advertido del mal que el Arrio habría de traer a la Iglesia, por medio de la visión de Cristo vestido con una túnica rota. Aunque, surge una duda razonable sobre el mito, pues fue Aquilas el Obispo que le confirió la Ordenación Sacerdotal a Arrio.

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Al Obispo Alejandro le tocó la época de tránsito entre las persecuciones y la tan anhelada paz con el Imperio; pero esta paz trajo otros problemas internos para la Iglesia que Alejandro heredó de sus antecesores Pedro I y Aquilas, debido a que, en Egipto las persecuciones habían sido brutales, provocando mártires, deserciones y apostasías.

En el 318, Arrio comienza la enseñanza de su doctrina herética, que negaba la divinidad de Cristo y su inferioridad con respecto al Padre; Alejandro, ya obispo, reacciona pronto e intenta que Arrio reconozca sus peligrosos errores, con gentileza le exhorta y corrige, pero no logra nada.

Concilio de Nicea, año 325 d.C.

Concilio de Nicea

De inmediato, escribe al Papa San Silvestre y a todos los Obispos de Oriente, para alertarlos del peligro de la herejía y su rápida extensión; convoca un sínodo, pero preventivamente, había condenado el error.

El Emperador Constantino toma cartas en el asunto y convoca el Concilio en Nicea, en el 325; allí San Atanasio, encomendado por Alejandro, aboga en su nombre por la fe católica. En el Concilio, para evitar confusiones futuras, añade al Credo la palabra “homomisios”, es decir, define a Cristo como Dios y consustancial al Padre.

En el Concilio de Nicea se dejó claro que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero Hombre

La labor de Alejandro fue de capital importancia, debido a que, unos años más tarde el Emperador Teodosio I, tomó la trascendental decisión de hacer del cristianismo, la religión oficial del Imperio, mediante el Edicto de Tesalónica del 380. Falleció en Alejandría en el año 326, el 26 de febrero, dos años después de regresar del Concilio, y habiendo nombrado a Atanasio como su sucesor.

Agelvis Villalonga L.