En abril de 2018 cuesta mucho creer que uno de los principales fabricantes de móviles del planeta se atreva a presentar un smartphone que carece de conexión a internet; de hecho, no es que no la tenga, sino que está capada. Nos referimos al atípico J2 Pro, un móvil en el que nada es lo que parece y en el que una de las causas de su lanzamiento también resulta también sorprendente.

Los estudiantes coreanos se enfrentan, un año más, a su temido CSAT (College Scholastic Ability Test), la durísima selectividad del país que hace una criba en la que solo pasan los mejores. Esta prueba es tan importante que el resto de compatriotas alteran horarios y costumbres para evitar que los protagonistas del momento lleguen con retraso. El impacto del CSAT podría haber afectado también al catálogo de productos de Samsung, que no quiere perder ni una sola oportunidad de ventas, y que sabe que en los meses previos al examen resulta muy difícil ofrecer un smartphone de alta gama en el que perder el tiempo con juegos o redes sociales.

El Samsung J2 Pro ofrece la respuesta perfecta para el fabricante y los estudiantes: se trata de un móvil sin conexión a internet de ningún tipo (ni siquiera WiFi), que transcurrida la prueba, podrá ser devuelto y reintegrado el dinero en su totalidad si se adquiere un smartphone de verdad de la casa. El plan consiste en no perder la oportunidad de seguir vendiendo móviles y ofrecer a los compradores un producto que, en ese momento, es el que mejor se adapta a sus necesidades; el J2 Pro es además, un móvil ideal para otro segmento de la población: la tercera edad.

¿Qué tiene de especial este smartphone? (sí, Samsung lo califica así pese a no ser smart). Se trata de un móvil con pantalla qHD de 5 pulgadas y batería de 2.600 mAh, movido por un procesador de cuatro núcleos y con una capacidad de 16 GB, ampliable mediante un slot para tarjetas microSD. En lo que respecta al apartado fotográfico, el equipo trae cámara trasera de 8 megapíxels mientras que la de los selfis cuenta con una óptica de 5 MP. Lo que no resulta tan barato, dado lo exiguo de sus prestaciones, es el precio: 185 dólares que lo dejan en una posición complicada frente a otras alternativas mucho más económicas. Pero los planes de Samsung pasan, al menos de cara a los estudiantes, de usar este móvil tonto como un aperitivo descafeinado de lo que puede venir una vez se cumplan con las responsabilidades.