La escena se desarrolla en los EEUU, en 2025, entre el magnate neoyorquino Donald Trump,
y el magnate sudafricano Elon Musk.
Trump se hace amigo de Ilon Musk, entra con él a piscinadas, a sus campos de golf y mítines republicanos, anda del brazo con el joven multimillonario Musk, nacido en 1971.
El sudafricano lo financia en su campaña electoral, lo asesora en meganegocios, le regaló 300 millones de dólares para su feroz campaña contra Kamala Harris, puso al servicio de Trump su Plataforma X.
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Trump ganó la elección presidencial y lo recompensa con
«un cargo en su gabinete de gobierno». Musk lo celebró con un saludo ritual nazi, enfático, retador, anacrónico.
Comienzó la erronea ejecutoria presidencial trumpiana, su gestión casi demencial, signada por su pulsión ególatra y supremacista.
Una gestión con:
- Aranceles desmedidos
- Amenazas de anexar países soberanos
- Hiper-xenofobia
- Asedio a los inmigrantes
- Ataques a las mejores universidades de los EEUU
- El inesperado apoyo a Putín
- Ataque y desamparo para Ucrania.
Musk se distancia del presidente Trump, ve que su junta con el magnate amarillo le ha hecho perder cerca de 100.000 millones de dólares, desprestigio.
Su imagen de potentado cayó, sigue a la baja en barrena.
Se insultan los magnates DT y IM, se descalifican pública y notoriamente, se separan, rompen lanzas y pipas de la paz. Su sonada amistad, es una ruina humeante.
Trump vive su barranco en La Casa Blanca, con su gorra arrugada de Great America again y TESLA rojo estacionado, huérfano. Elon Musk vive su declive en su casa TESLA, ahora mustia, viendo en las bolsas de valores sus acciones en baja estrepitosa.
Musk herido, lanzó su zarpazo final al magnate amarillo: acusó a Donald Trump de aparecer en la lista de delicuentes sexuales VIP del magnate neoyorquino Jeffrey Eptein, con sus adláteres pederastas, sádicos y proxenetas. Lista que Trump vetó, ocultó.
Mientras los líderes de China y Rusia ven el deprimente show rosa, riendo y comiendo cotufas, y en alianza perfecta para liderar en el mundo actual, un mundo pensado sin Donald Trump.
Rusia y China van
por la cabeza amarilla del presidente estadounidense, muertos de la risa.
León Magno Montiel
@leonmagnom

Hender «Vivo» González