Roland Garros: Un excepcional Rafa Nadal destierra a Novak Djokovic de su reino

Rafa Nadal quitó la corona a Novak Djokovic para estar en semifinales el día de su 36 cumpleaños contra Alexander Zverev y tomar fuerza hacia un 14º Roland Garros y un 22º Grand Slam.

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Ni las condiciones de juego nocturnas, ni el pie izquierdo, ni un Djokovic que había ganado nueve partidos y 22 sets seguidos impidieron otra hazaña más del rey de la tierra.

Una lesión de costilla que exigió una parada de recuperación de seis semanas, abortar la preparación y el inicio de la tierra batida en Montecarlo y el Godó. El malformado y partido escafoides del pie izquierdo que se rebeló en Madrid y Roma con un dolor que condenó a la cojera. Sesión nocturna pese a que no le gusta nada jugar a horas tan tardías y, según su propio análisis, mitiga su arsenal de golpes con pelotas que botan mucho y se cargan de endiablados efectos.

Incluso recordó que podría tratarse de su último partido en Roland Garros, un deseo como también un mensaje a una organización que atendió a los derechos televisivos.

“Sólo puedo prometer que lucharé hasta el final”, lanzó precavido Rafa Nadal. El hombre de los imposibles, el deportista que se multiplica ante los obstáculos. Cuanto más altos, más motivado y entregado a la causa.

Sí, peleó cada punto con la concentración e intensidad que no se negocian en sus ordenanzas básicas. Y también enseñó esa calidad que subraya en las citas de envergadura. Despejó incógnitas dejando que hablase su tenis.

El rey de Roland Garros es Rafa Nadal. Lo dicen sus trece títulos, las 110 victorias en 113 partidos. Y por si había duda sobre el rendimiento que pudiera ofrecer por la parquedad de su preparación, dominó un clásico excelente por juego y suspense.

Nadal arrebató la corona a Novak Djokovic, su verdugo en semifinales de 2021y que habia acudido a la nueva batalla con un balance de nueve partidos seguidos ganados, veintidós sets. Venció en cinco sets, 6-2, 4-6, 6-2 y 7-6 (4) en 4h.11′. Una locura a las 01:15 de la madrugada.

Desterrado de su reino el número uno, en el día de su 36 cumpleaños, el viernes 3 de junio, Nadal jugará una de las semifinales contra el alemán Alexander Zverev, verdugo de Carlos Alcaraz por 6-4, 6-4, 4-6 y 7-6 (7).

“Rafa, Rafa, Rafa”. El público de la central tomó pronto partida por el balear, espoleado por el recital en un set inicial de matrícula de honor. Un ambiente eléctrico con más de 14.800 bulliciosos aficionados. Por la noche el ruido se magnifica, quienes desafían el frío y la humedad parisinas se calientan gritando y aplaudiendo. Con una charanga amenizando las esperas con música

El clásico más repetido de la historia del tenis profesional masculino levantas pasiones especiales porque Rafa Nadal, 35 años y  nº 5 mundial, y Novak Djokovic, 35 y nº 1, representan una categoria superior del tenis y el deporte. Veintiún Grand Slams uno, veinte el otro. Por encima de los 1.000 partidos ganados uno y otro. Ambos en su decimoctava participación en Roland Garros compitiendo con la ilusion del primero pero con mucho más tenis y experiencia.

Con 6-2 y 3-0 Nadal, tras un parcial de 7-0, emergió un Djokovic más agresivo y certero. Con tanta calidad en uno y otro lado de la red, difícil que no se produzcan idas y venidas. Además, el tanteador escondía la trampa de que cada juego era una pequeña guerra, con varios que alcanzaron los 25 minutos. Ese fue el caso del ‘break’ a favor de Nadal (1-0) y la devolución de ‘Nole’ para el 3-1, que dio la vuelta (3-4) a la situación.

Juego profundo, cambios de direcciones y alturas de bola. Despliegue de táctica y técnica. Un monumento al tenis. Dos titanes. Equilibró fuerzas Djokovic remontando el sgundo set para 6-4 en una hora y 24 minutos. Prácticamente un encuentro por sí mismo.

Nadal había perdido pista, la recuperó enseguida. Un despite de Djokovic, a destajo el español para 4-1 y tercer set por 6-2.

Cambio de dinámica inmediato, 2-0 Djokovic en el cuarto set. Hasta que con 5-4 rugió el Nadal que nunca se rinde. Remontó dos bolas de set para luego hacer el ‘break’, tensar la cuerda. La grada insistiendo “Rafa, Rafa, Rafa”. Abucheando al serbio por pegar un raquetazo a la red tras un fallo. 

Atravesada la una de la madrugada, el 59º capítulo por decidir, con la lucha por ser el mejor de la historia de fondo. Un nuevo espectáculo de dos incombustibles fenómenos desde su propia idiosincrasia, en la pista y fuera de ella. Tiebreak.

Paso al rey, al enorme Rafa Nadal. Trituró a su adversario para ganarle por octava vez en este torneo, de diez enfrentamientos. En tierra, 20-8 y en Grand Slam, 11-7 El global, de ‘Nole por 30-29.

“Nadal, Nadal, Nadal”. Roland Garros, entregado a una nueva hazaña del ultimo vencedor del Open de Australia, donde también le dio la vuelta a una situación crítica. 

Mundo Deportivo