River-Boca: el choque de planetas más esperado que tiene una Copa Libertadores de premio

Llegó. Es el partido más esperado. Y el día en que chocan los planetas. Pasaron trece días desde el partidazo en la ida hasta esta revancha donde ocurrió de todo. ¿De todo? No pasó nada, afortunadamente. Al menos, nada grave: no hubo desbordes irracionales ni actos abominables. Solo, la espera. Una tensa espera…

Pareciera que los amantes de estos dos gigantes del fútbol -River y Boca; Boca y River- hubiesen comprendido que esto se trata de un partido de fútbol que no es “de vida o muerte”. Una final que nació en un barrio, se extendió por el país y hoy se transformó en una final continental. Será a las 17 en un Monumental colmado. Que siga transitando esos carriles después del resultado es el deseo. Unos festejarán, otros se lamentarán… Así es el fútbol. Pero no es la vida. O mejor dicho, un partido de fútbol -por más que se jueguen la final de la Copa Libertadores de América- no tiene por qué cobrarse la vida de nadie. Ni siquiera de aquellos que sufren del corazón.

El premio mayor: la Copa Libertadores de América.(Foto:AFP/Eitan Abramovich).

El premio mayor: la Copa Libertadores de América.(Foto:AFP/Eitan Abramovich).

Precisamente, como este partido no tiene precedentes, River preparó un operativo de prevención con un equipo conformado por 9 ambulancias, 24 puestos sanitarios y más de 150 profesionales de la salud. Además, el estadio Monumental contará con 16 desfibriladores externos automáticos listos para ser utilizados en caso de una emergencia (ojalá no hagan falta). El otro operativo, el de seguridad, tendrá la asombrosa cifra de 2000 efectivos afectados al partido.

Después del vibrante, emotivo y bien jugado 2-2 en la Bombonera hubo una sucesión de noticias, casi de manual. Boca confirmó el desgarro en el isquiotibial izquierdo de Pavón. La Conmebol designó al uruguayo Andrés Cunha como árbitro. Ponzio recibió el alta médica. Habló el Muñeco Gallardo por primera vez después de la primera final: “La salida al balcón con los hinchas fue desahogo. La sensación de no estar (en la Bombonera) fue horrible”. El equipo de Guillermo, con Andrada en el arco, le ganó 1-0 a Patronato por la 13a. fecha de la Superliga. Y el Mellizo también dijo lo suyo: “Lo que hay que lograr es que el jugador, sea joven o grande, esté preparado para jugar esta final”.

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Carlitos Tevez asumió su liderazgo e invitó al plantel a comer un asado en su casa, al tiempo que buscó meterse de cabeza en el equipo para la final. Nahitan Nandez y Wilmar Barrios también dieron una conferencia en Casa Amarilla. Hubo controles antidóping “sorpresa”en los dos campamentos. Scocco quedó descartado por una “lesión muscular” (léase desgarro) en el gemelo derecho.

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El plantel de River se trasladó a Cardales y el de Boca fue despedido en una Bombonera colmada de hinchas, con miles de personas afuera que no pudiendo entrar. Una verdadera fiesta que de milagro no terminó mal por el exceso de gente en un jueves laborable. El presidente Macri jugó su propio Superclásico en Olivos con ex futbolistas de ambos equipos. Y uno de los tres fiscales (Norberto Brotto) allanó y encontró entradas investigando lo que no casi nunca se descubre: quiénes manejan el negocio de la reventa.

¿A quién pongo? Guillermo Barros Schelotto en la práctica abierta en la Bombonera. (Foto: AFP/Juan Mabromata).

¿A quién pongo? Guillermo Barros Schelotto en la práctica abierta en la Bombonera. (Foto: AFP/Juan Mabromata).

Lo que resultó insoportable fue el jueguito a las escondidas que jugaron ambos entrenadores. Gallardo probó con cinco defensores, con cinco mediocampistas, con Mora al lado de Pratto. Y hasta con Pinola atajando penales… Guillermo también se prendió y no se quedó atrás: nunca confirmó a Andrada, puso al pibe Almendra en el medio y probó con Tevez, Zárate, Benedetto y hasta con el “indultado” Cardona adelante. Un jueguito que buscó esconder las formaciones, como si Gallardo no supiera cómo formará Boca y Guillermo cómo saldrá River… Los movileros de televisión se repitieron y se contradijeron a más no poder (y no por sus culpas). Más allá de nombres, tácticas y estrategias prevalecerá el juego de River o las individualidades de Boca. O los imponderables.

Marcelo Gallardo saludando a los hinchas en el club Laureles Argentinos, de Merlo. Lo verá desde un palco. (Foto: Marcelo Carroll).

Marcelo Gallardo saludando a los hinchas en el club Laureles Argentinos, de Merlo. Lo verá desde un palco. (Foto: Marcelo Carroll).

Los fríos números de las estadísticas casi que no sirven para un acontecimiento de esta índole. Solo hay que mencionarlos. Boca lleva ventaja en el historial general (134 a 122) y en los partidos de Copa Libertadores (10 a 7), pero River ganó más partidos de local (46 a 32) y también jugando en el Monumental (39 a 28). Las tendencias, esta vez, casi que no aportan nada a esta Superfinal.