El orgullo del fútbol español lo salva, de momento, el Real Madrid en la Liga de Campeones, que contuvo el poderío ofensivo del Atalanta, castigó sus errores y recuperó autoridad en una competición en la que no entiende de imposibles.

Desde el orden y la concentración. Desde la solidaridad y una mayor calidad individual. También desde una renuncia a su identidad habitual, con un sistema defensivo que, curiosamente, aumentó su pegada, el Real Madrid accede tres años después a los cuartos de final exhibiendo una imagen repleta de firmeza.

Información de: EFE