Rafa Nadal supera a Shapovalov y sus problemas físicos y vuelve a una semifinal de ‘Grand Slam’

El balear, de 35 años y 241 días, es el cuarto más longevo en las semifinales del torneo en la Era Open tras Ken Rosewall, Roger Federer y Mal Anderson.

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Rafael Nadal ha alcanzado este martes su séptima semifinal del Open de Australia, la número 36 contando todos los ‘majors’, tras superar a Denis Shapovalov por 6-3, 6-4, 4-6, 3-6 y 6-3, en 4 horas y ocho minutos.

Ya son 74 las victorias en las pistas del Melbourne Park, el segundo punto geográfico más exitoso de su carrera después de la tierra de Roland Garros (105 triunfos).

A sus 35 años y 241 días, el español es el cuarto más longevo en plantarse entre los cuatro mejores del certamen en la Era Open tras Ken Rosewall, Roger Federer y Mal Anderson, los tres con 36 primaveras.

Nadal, que mejora los cuartos de 2021, suma 360 puntos netos que le afianzan en la quinta plaza mundial ante la seria amenaza de Matteo Berrettini, inmediatamente detrás en el ranking y que podría ser su adversario en la penúltima ronda del viernes.

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El momento más crítico de Nadal: sus gestos por problemas de estómago…

El italiano, para ello, debería ganar el duelo de cuartos que le mide a Gael Monfils y que cierra la jornada en la Rod Laver Arena.

Rafa, que dudó hasta última hora si emprender el viaje a las antípodas por su lesión crónica en el pie izquierdo, regresa a una semifinal de un grande 228 días después de ceder la de Roland Garros ante Novak Djokovic.

En el enfrentamiento entre los dos únicos zurdos que permanecían en el cuadro individual masculino del torneo, Nadal se impuso a su rival, no sin sufrimiento, por cuarta vez consecutiva. Lejos queda el primer y único triunfo de Shapovalov en los octavos del Masters 1.000 de Montreal en 2017.

“He perdido ante un futuro campeón de ‘Grand Slam”, aventuraba a decir el manacorí. Cinco años después, Denis está lejos de cumplir las expectativas que creó su irrupción en el circuito profesional.

Eterna promesa

En Australia se ha quedado a una ronda de igualar su techo en los grandes, que databa de la semifinal de Wimbledon en su última edición. Su verdugo entonces fue Djokovic, el número uno y posterior campeón.

Shapovalov, que venía de ganar a Nadal el 18 de diciembre en la exhibición de Abu Dabi, se encontró a un jugador totalmente distinto al que maniató en la capital de los Emiratos Árabes.

El canadiense ya había cedido su saque en el cuarto juego con cuatro errores no forzados. Su verdugo dispararía el tanteo hasta el 4-1. Esa renta le valdría para anotarse la manga inicial.

El calor era el invitado a la cita, un elemento más favorable al español, casi igual que haber disputado ocho partidos consecutivos en la Rod Lave Arena, si se cuenta el torneo 250 previo que acabó en su palmarés.

Jamie Delgado, ex de Andy Murray, intentaba animar a su pupilo, pero es que tenía en el otro lado de la red a alguien que no fallaba. Nadal perdió apenas cinco puntos al saque y jugaba a placer.

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“Sois unos corruptos”: el rifirrafe de Nadal y Shapovalov

Se queja de la lentitud del balear

Sois todos unos corruptos“. le decía Shapovalov al árbitro brasileño Carlos Bernardes cuando Rafa no estaba listo para restar. Los dos protagonistas tuvieron que aclarar las cosas con una pequeña conversación en la red.

En la continuación, el norteamericano presentó más batalla. Pero perdió su servicio en el séptimo juego y eso le costó la segunda manga.

En el tercer set, Denis ofreció su mejor versión. Tuvo las dos primeras opciones de rotura con 3-2 y 15-40. El español le había facilitado el trabajo con dos dobles faltas.

Shapovalov volvió a la carga en el décimo juego y recortó distancias en el marcador. El semblante de Nadal cambió completamente. Su lenguaje corporal delataba un cansancio físico y anímico.

Asistencia médica

Las malas sensaciones se confirmaron después de perder otra vez el saque y dejar que su adversario se distanciara por 4-1. Entre medias, una amonestación por retrasar la puesta en escena de la pelota. Todo iba ligado a un descenso en el porcentaje de primeros servicios y el carrusel de dobles faltas.

Pidió al médico del torneo y apareció junto al fisioterapeuta. Se tocaba el estómago. Se tomó una pastilla y siguió en acción. Faltaba ver si llegaría la reacción.

Al tenista se le unía otro problema: fue a buscar su cordaje en el raquetero y se lo había dejado en su taquilla. Necesitaba encordar raquetas en previsión del quinto set. Así lo advirtió al juez de silla, que llamó para solventar la situación.

Nadal jugaba a lo que no sabe: al todo o nada en cada uno de los puntos. Quería acortar las jugadas con tiros ganadores o subidas a la red.

Su paso por la zona de descanso coincidía con permanentes conversaciones con el fisio y la petición de toallas con hielo para mitigar el calor.

El sexto favorito se fabricó, a pesar de todo, dos oportunidades para situarse con 5-4. Las solventó un Shapovalov desatado en su tenis y que igualaba el resultado.

Rafa paró el partido para una asistencia médica en el vestuario. Tardó seis minutos en regresar a la pista porque le tomaron la tensión. A su regreso ya era otro. Se adelantó por 3-0 en el set decisivo y aceleró hasta sus séptimas semifinales en el Abierto.

El canadiense, lejos de pasar bolas, fallaba una y otra vez, en especial con su revés. El español hizo valer su experiencia. Lo reflejaba la estadística de partidos a cinco mangas: 22 ganados y 13 perdidos. Hay que sumar uno más en el casillero.

Un día más de descanso

La ventaja de debutar en la primera jornada de competición es que tanto Nadal como su siguiente rival tendrán dos días de descanso para preparar el partido que clasifica para la lucha por la corona.

La organización ha modificado esta temporada su programa y las dos semifinales se celebrarán el viernes. Una en sesión diurna y la otra por la noche.

Podría darse la circunstancia, algo que nunca ha pasado antes, que Rafa se plante en la final habiendo disputado cinco de sus seis partidos bajo el sol y lejos de la luz artificial y el frío y el viento de la noche en la capital de Victoria.

Las siete semifinales del manacorí en el Abierto australiano le sitúan a la altura de Ivan Lendl en el quinto ligar de esa clasificación histórica que lidera Federer con 15.

Marca.com