Rafa Nadal ganó a Alexander Zverev por 7-6 (8), 6-6 y retirada del alemán, que abandonó la pista en silla de ruedas tras torcerse severamente un tobillo.
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Rafa Nadal estará en su decimocuarta final de Roland Garros, la trigésima de Grand Slam. Que el trece veces campeón tenga este domingo (15:00 horas) la opción de ganar su vigésimo segundo Grand Slam entraba en el pronóstico. En ningún caso que venciera por la retirada del alemán Alexander Zverev, que abandonó la Pista Philippe Chatrier en silla de ruedas tras una severa torcedura de tobillo.
Con 7-6 (10-8), 6-5. El punto del 6-6 acabó en drama. Rafa Nadal tiró una derecha paralela, que buscó Zverev desplazándose lateralmente. Su pie quedó enganchado y se dobló tan violentamente que anticipó el peor pronóstico. Los medicos le evacuaron en silla de ruedas para evaluar la lesión.
Regresó ocho minutos después con el pie derecho desnudo y apoyándose en unas muletas. Para abrazarse a Rafa Nadal y comunicarle su abandono y que dejaba el camino libre a la final después de una enorme batalla de tres horas y cinco minutos.
“Muy duro, muy triste por él. Estaba haciendo un gran torneo, sé cuánto está luchando por ganar un Grand Slam. Mala suerte, le deseo lo mejor y una rápida recuperación”, significó Rafa Nadal en la cancha, que se las verá con el mejor de la semifinal entre el noruego Marin Cilic y el noruego Casper Rudd.
Llegó el regalo de 36 cumpleaños pero no de la manera que el balear esperaba. El partido estaba muy caliente, realmente competido. El set inicial se había alargado durante una hora y media memorable. Nadal lo tuvo perdido, también ganado, de nuevo perdido y decidió ese extra que consigue sacara en su pista talisman Philippe Chatrier cuando necesita sobrevivir primero y establecer diferencias después.
Ganó el parcial inicial 7-6 (10-8) Nadal pese a no disputar su mejor tenis Más a la expectativa que dominador, remó desde que sufrió el break de entrada. Lo recuperó en un octavo juego que desnuda al alemán, 25 años y nº 3 mundial, que empezó a sufrir con las dobles faltas y falló una derecha que acabó con la raqueta volando por los aires detrás suyo.
Un parcial de 3-0, para 5-4, dio aire a Nadal, que pudo haber sentenciado a continuación con tres bolas de set, pero Zverev respondió mejor agobiado que cuando debía decidir. Una cuestión pura de presión. Aguantó para 5-5 en un juego de 13’31”, 20 puntos.
Fue evidente en el ‘tiebreak’. Falló de entrada el español, pero remontó un 2-6, cuatro pelotas de set, alguna con ese golpe imposible que caracteriza a Nadal. Un passin de derecha cruzada en carrera le permitió el 6-6.
Ni la cuarta ni la quinta oportunidad de set resultaron suficientes tampoco para Nadal. Faltaba la guinda. Un ‘bananazo’, un drive paralelo de máxima dificultad pero letal en su ejecución perfecta dio la manga a Nadal.
Rugió la grada, los 14.800 espectadores, que ya habían recibido a Rafa Nadal como un héroe y a quien obsequiaron con un ‘happy birthday’.
Mundo Deportivo
