Qué hay detrás de la renuncia de Josef Martínez a la Vinotinto y en que anda Dudamel

La reciente carta de Josef Martínez en la que renuncia a seguir defendiendo la Vinotinto, mientras Rafael Dudamel siga como técnico de la selección nacional de fútbol, tiene varias lecturas.UÉ

La primera es la meramente deportiva. El modelo de juego que utiliza Dudamel, un 4-3-3, con dos extremos que caen por las bandas y retroceden para apoyar en la defensa, y un solo delantero que juega de espaldas al arco como Salomón Rondón, no favorece el estilo de Martínez.

El delantero de Atlanta United necesita recibir de cara al arco para realizar sus desmarques de ruptura, maniobrar con espacio y disparar a puerta. Para hacerlo jugar en compañía de Rondón, Dudamel debe de modificar su planteamiento. Tiene que sacar a uno de los extremos, lo que conlleva perder a un hombre de marca para tapar la mitad del campo. Aunque no lo dice en su misiva, está claro que Josef no se siente a gusto con este modelo de juego en el que le tocó ser suplente en la Copa América y tener escaso contacto con el balón. En consecuencia está en pleno derecho de apartarse de la selección nacional.

El problema para Dudamel, sin embargo, no es que Josef renuncie y se quede sin uno de los mejores delanteros del país, sino que el resto de la plantilla comparta y respalde las críticas del carabobeño. ¿Quieren jugadores de buen pie como Yeferson Soteldo, Jefferson Savarino, Rómulo Otero, Juanpi Añor o históricos como Rondón y Tomás Rincón, seguir fieles a la propuesta de fútbol relámpago, presión, balones largos y repliegue que ha inculcado Dudamel en estos tres años de gestión

Si no están comprometidos hasta los huesos con este estilo de jugar, entonces el problema es más grave que la simple carta de Josef. Un técnico que no seduce a sus dirigidos con sus ideas está condenado de antemano al fracaso. Tiene que hacer sus maletas y largarse, porque en el fútbol hay que tener fe y creer a ciegas en el predicamento del entrenador. Dudamel parece haber perdido ese poder de convencimiento que podría derivar en una rebelión.

Desgaste anímico y presión

La carta de Josef señala que sufre un desgaste anímico y emocional debido al trato que recibe de Dudamel y el cuerpo técnico. La verdad es que el alto rendimiento exige no solo condiciones técnicas, sino una gran fortaleza mental y sicológica para competir. No será ni el primer ni el último jugador que se sienta relegado por el entrenador. Pero si Josef no está preparado para soportar el estrés de quedarse en la banca y jugar a tope en el momento que ingrese al terreno como suplente, es preferible que se quede en Atlanta, celebrando sus goles sin presión.

Volver a las raíces es una tarea pendiente

Uno de los problemas que viene afectando a la Vinotinto, desde que Richard Páez dejó el cargo de seleccionador nacional, es que se perdió el estilo de juego que sacó a la selección a flote y la instaló en el gusto de los aficionados.

Salir tocando desde el fondo de la cancha, manejar la pelota a ras de piso, jugar un fútbol combinado de posesiones y llegar al arco rival con pases al espacio para generar ocasiones de gol y definir fue la identidad de esa Vinotinto, que alcanzó su punto más alto con la inolvidable goleada 0-3 ante Uruguay en el llamado “Centenariazo”.

La Federación Venezolana a de Fútbol no mantuvo esa identidad que le había dado tanto éxito a la selección. Apostó por las propuestas de los entrenadores sin importar su contenido en lugar de sostener un modelo de juego que debió ser innegociable. César Farías barrió con el fútbol combinativo y apostó por el repliegue intenso y los goles a través de la pelota detenida. Dudamel ha inculcado un fútbol contragolpeador que también está alejado de esa identidad Vinotinto auroral.

Volver a las raíces y recuperar chispazo inicial de irreverencia con el balón de aquella selección de Páez es una de las tareas pendiente de Dudamel. Nadie le renunció a Richard, porque jugar con la Vinotinto era un placer y no un trabajo para futbolistas espartanos.

Cuidado con llamados que generan suspicacia

Ni los jugadores ni sus agentes pueden condicionar las decisiones de Rafael Dudamel. El seleccionador nacional está para elegir a los mejores futbolista del país, lejos de cualquier otro interés que no sea el de armar la plantilla más completa para buscar las victorias internacionales y la ansiada clasificación al Mundial de Catar 2022. Así que Dudamel se hace un flaco favor, cuando convoca a futbolistas lesionados que poco o nada pueden aportar a la causa del equipo. Es el tipo de llamados que solo genera suspicacias y abre la puerta a múltiples especulaciones sobre la gestión del técnico y su entorno.

La acusación de Martínez de que la Vinotinto de Dudamel es un “proyecto personalista” apunta hacia esos entresijos que solo conocen a fondo los propios jugadores. La FVF es la primera que debe velar para que los intereses deportivos de la Vinotinto estén a buen resguardo de los apetitos económicos que abundan en el fútbol actual. La Vinotinto es un patrimonio deportivo de los venezolanos. Y ningún técnico, federativo o agente puede aprovechar su influencia para imponer sus negocios.

Gerardo Blanco