Con casi treinta años de experiencia en la rama de la psicología, además de ser un destacado comunicador social, gaitero y amante de los géneros musicales caribeños, Edilio Lugo abordó “sin tapujos” los principales problemas que hoy afectan a los jóvenes en el país, y la influencia que sobre ellos ejercen los contenidos de la internet.

Edilio Lugo (EL) habló con el periodista José Israel González (JIG) sobre “las relaciones hoteleras” o “el adolescente ausente”, la responsabilidad de los padres, las adicciones, y el stress causado por la política, sin dejar mencionar a la música como una buena terapia para la salud.

JIG: Terremotos en México, huracanes en el Caribe ¿A veces somos inconformes y pensamos que nuestra vida es una tragedia?

EL: Tú decías que no hemos tenido directamente quizás una crisis, la vivencia de una catástrofe de este tipo, pero efectivamente hoy en día hay mucho reconocimiento en la aldea global llamada “internet”. Todo lo que se produzca en el planeta nos afecta. Hay estudios como los del doctor Friedman sobre “el efecto mariposa”. Lo que pudiera estar pasando en una ciudad lejana a la nuestra, por ejemplo, Estambul o en Ciudad de México, de repente creyera la gente que aquí no tiene ninguna repercusión, pero lo cierto es que si la tiene. Este es un planeta de una unidad sólida e integrada, entonces cualquier cosa que afecte a los ciudadanos mexicanos a nosotros también nos está afectando, y no lo digo quizás en el dolor a piel que pueden estar sintiendo ahorita los hermanos mexicanos, pero de alguna manera esa repercusión y los tres huracanes que han pasado en los últimos quince días tiene un efecto en nuestro país, porque de repente nos llenamos igual de una angustia, ansiedad y temor, además en un país donde no hay cultura previsiva.

JIG: Entiendo que los problemas en los adolescentes es tu materia de estudio permanente, es con quien tienes un mayor contacto y quisiera que habláramos sobre ese tema. ¿Cuáles son las causas recurrentes para una consulta?

EL: La gente tiende a considerar que los adolescentes son personas problemáticas, dificultosas, que están en crisis, lo cierto es que la interpretación certera es que son personas que están en proceso de cambios, y en eso estamos todos permanentemente. Lo que sucede en el caso de los adolescentes es que ese proceso  se agudiza porque vienen cambios de todo tipo: biológicos, físicos, orgánicos, hormonales y además cambios de carácter social, porque las demandas que tiene un joven son muy distintas a las que puede tener un niño. Mientras a un niño usted como padre o madre le puede dar una orden y el niño acatarla, más o menos sin ningún tipo de cuestionamientos, un adolescente empieza a cuestionarlas ¿Por qué me tengo que poner ese pantalón?  ¿Por qué me tengo que parar a esta hora? ¿Por qué tengo que arreglar esa cama? ¿Por qué tengo que comer esto? ¿Por qué tengo que lavar mi plato?

JIG: ¿Por sentirse más seguro, más capaz, o por el simple hecho de retar al padre o a la madre?

EL: Hay mucho de ese espíritu retador, desafiante, porque se cree poseedor de toda la verdad y de toda posibilidad, lo cierto es que un adolescente lo hace por una cosa: “autonomía y búsqueda de independencia”, aunque siempre desde pequeño nosotros estamos, como lo dice el psicólogo Erik Erikson: “estamos debatiendo constantemente entre dos conflictos” y así nos transcurre la vida, desde pequeños hasta que somos ya ancianos. Siempre tenemos una especie de “dualidad” que debemos superar, y en el caso de los adolescentes, de repente ya habiendo superado dos o tres procesos de crisis llega el cuarto, que es el proceso de la autonomía y la independencia absoluta. Es donde quizás un muchacho puede decirte: “Si me enseñaste, educaste y me transmitiste unos valores ¿Por qué te preocupas? “Déjame ser, yo sé lo que voy hacer, se lo que es bueno y malo”. Entonces, de alguna manera eso que en el mundo adulto podemos interpretarlo como un desafío o un retador, para el joven es simplemente darle el permiso de seguir su ruta y eso es algo en lo que todos pasamos. Ya después vienen otros procesos, por ejemplo, hay mucha gente adulta que a los cuarenta años dicen: “ahora si voy a vivir mi vida, la que no me dejo vivir mi padre o mi madre”, pero esa son distorsiones de gente que se les va la vida de esa manera, porque en su momento no supo sino calarse, aguantar, soportar o actuar sumisamente en un momento dado.

JIG: ¿Cómo se da el momento de ir a una consulta? ¿Quién es el que tiene conciencia? ¿Lo normal es que el joven diga “voy para complacerte pero yo no tengo problemas”?

EL: De todo pasa, pero lo cierto es que hoy en día el adolescente tiene mucha más iniciativa que los adultos a la hora de decir “necesito asistirme”. Los adultos tendemos a creer “eso va a pasar”, “eso es una tontería”, “eso me pasó a mí”,eso se puede hacer así,” “tú lo vas a superar”, y resulta que el adolescente tiene más de adultez en este sentido.

JIG: ¿Cuáles son las categorías sobre este tipo de trastorno que tiene que ver con lo emocional y los comportamientos del joven? Por ejemplo: estados depresivos, bulimia… en fin…

EL: Nosotros nos regimos por un texto que es “el libro de diagnósticos médicos”. Hoy en día están prevaleciendo mucho los casos de carácter psicosomáticos en los adolescentes, y hay muchas enfermedades que al no decirlo en palabras el cuerpo te delata, por eso hay padecimientos tan lamentables como un incremento en la tasa de pacientes cancerosos, muchos cuadros diabéticos, cuadros depresivos, que tiene que ver con el aislamiento o lo que nosotros llamamos “las relaciones hoteleras o el adolescente ausente”, ese adolescente ausente es un síndrome que tiene varias características y que hace que ese muchacho que habita con papá o con mamá, a veces con el abuelo o con un tío mayor, “está en la casa pero no está”, porque quizás está abstraído por un mundo de la “cibernética e internet”, y en el mejor de los casos se produce una especie de “polaridad” contra el muchacho, que esta abarrotado de actividades.

JIG: ¿Y eso genera estréss?

EL: Evidentemente, y ese es el otro extremo. Sea como sea, ese muchacho de alguna forma también necesita tiempo para él, y ese tiempo es para fortalecer las relaciones sociales que en la casa lamentablemente no se están dando, porque hay mucha ausencia. En venezuela no tenemos familia, es un modelo de familia que es “matricentrista”, donde la madre es la que centra y colma todas las atenciones del hogar, pero que en muchas veces la inexistencia de una familia es la que prevalece porque sencillamente no hay relaciones familiares. Estamos más acostumbrados en el hogar a tener “relaciones hoteleras”, donde el muchacho prácticamente vive en un hotel. No hay vinculación.

JIG: Ahora el tema de las redes sociales, el uso y abuso le genera estrés al adolescente por el tiempo conectado, por el tipo de contenido al cual se somete permanentemente. ¿Es muy común en tus consultas este tipo de problemas?

EL: Sin duda alguna. Además que hay una especie de aletargamiento porque la actividad física que se le niega a un adolescente, joven o niño por este tipo de práctica, es letal. Estamos hablando del desarrollo físico de un chamo de 8 o 6 años, incluso yo he visto niños de dos años de edad que ya lo someten a ese tipo de cosas. Le ponen un celular viendo muñequitos o una película y “chao”. Esa es la forma para tenerlo bajo control, entonces por resolver una cosa de momento no sabe además el daño que le puede estar causando, porque eso genera dependencia, una especie de adicción mas psicológica y emocional que la misma física, que es el gran problema.

JIG: Los padres están para eso, para buscar la manera de que no haya una adicción sobre eso, de que no haya un uso excesivo y además consecuencias ¿por qué?

EL: Hace rato te dije que el adolescente busca independencia y autonomía porque es una crisis que él debe superar, pero además de eso, en esa búsqueda de identidad propia el adolescente es altamente manipulable. Ahora fíjate, todos estos juegos que se han convertido como en una moda, y aunque no me guste conversar mucho sobre esto, admito que son una realidad: “la ballena azul”, por ejemplo, fue el que más se puso de moda. ¿Por qué los jóvenes son presa fácil de ese tipo de cosas? Porque en esa búsqueda de identidad andan recogiendo de un lado y de otro. Si llega un amigo del colegio y le dice: “ven acá y deja eso”, y si el muchacho es débil y en busca de una identidad, va aceptar. Ese es el riesgo, el joven es manipulable. Por ejemplo, en la orientación sexual. Venezuela es un país que no tiene cultura para la orientación sexual y donde no nos educan sexualmente.

JIG: Incluso, todavía hay padres que hasta esa palabra les causa tabú.

EL: Claro, y que es lo que pasa, que el riesgo que usted toma como papá o como mamá es que la información que ese joven va a recibir sea distorsionada. ¿Cómo corre usted el riesgo de que su hijo reciba información de un adolescente que usted no desea? No la puede correr, entonces es mejor que yo le de la información a mi hijo.

JIG: ¿Se puede amoldar una conducta sexual con el uso excesivo del internet?

EL: Yo soy partidario de que la tecnología nunca va a superar el ingenio humano, porque la tecnología es creación del humano. Aquí en venezuela lo que pasa es precisamente eso, nos “zafamos” y anda cada quien en su libre albedrio, en procura de “estoy muy ocupado y voy por lo mío”, pero si no se ocupa en el justo momento, se lamentará de no atender el problema a tiempo.

JIG: ¿se da el caso en tus consultas donde necesita más tratamiento los padres que los hijos?

EL: Eso es siempre. Te lo digo con esa contundencia. En octubre cumplo ya 30 años de mi pregrado de psicología y siempre que llega el niño es solo la “boya” de lo que está pasando más atrás. Entonces cuando ves al niño que está teniendo problemas, el problema no es el niño, el problema está más atrás. ¿Dónde está el problema? En la relación papá y mamá. El niño solo es el “flotador”. Al menos que sea un problema hereditario u orgánico, pero del resto, son realidades que emergen, el hijo son el reflejo de lo que nosotros hacemos de ellos.

JIG: ¿Cuáles son las recomendaciones, hablando del tema 2.0 y el uso excesivo del internet?

EL: Una de las condiciones tiene que ver con la convivencia humana, que parecerá una tontería, o un: “noooo… pero si yo vivo con ellos”. Fíjate por ejemplo, en la UCLA hay una maestría para el Desarrollo de la Mujer y una vez llegó a mis manos una tesis que se llamaba: “Papa se fue, pero la que no está es mamá”. En el contenido de esa tesis se estaban haciendo señalamientos sobre esto, o sea, quizás papá nunca estuvo en el escenario, pero mamá también no está por cuestiones de trabajo, compromisos etc.,  entonces el joven dice: “yo me quedé aquí como la chiva que pario’ tres”. Llega un momento en que ese joven se queda a expensas de un tercero que no se sabe quién es, en el mejor de los casos abuela o abuelo, un primo, una nana, la calle, etc., o el “2.0”, que no es 20 puntos sino “0.2”.

JIG: Estamos aquí con un experto también en gaita, música y con un portafolio extraordinario.

EL: ¡Me gusta mucho la música, esa es mi adicción!.

JIG: ¿Esa es tu adicción? Ahora, siendo adicción, requiere un tratamiento.

EL: ¡Jajajajajajaa…!  Lo que pasa es que es sano.

JIG: ¿Y que tratamiento hay para esa adicción? ¿Más música?

EL: Una sobredosis de música diversificada.

JIG: ¿Esa adicción no hace daño?

EL: Te voy a dar una clave que siempre usamos nosotros los que trabajamos con psicoanálisis, para darte cuenta cuando las cosas están mal o están bien, y es un principio que llamamos “el principio de fijación”: cuando un hábito cualquiera impide el desenvolvimiento natural y normal, entonces es un “alerta” . Por ejemplo, hay gente que dice que disfruta el sexo y tiene una alta frecuencia, muy bien, pero cuando eso te impide trabajar, te desconcentra, faltas a los compromisos, ya se convirtió en un problema. Cuando la música te altera y te hace perder la perspectiva, “se fregó”. Es algo que la persona se fija a ello, y por estar fijado a ello no puede hacer más otra cosa.

JIG: ¿Has tenido consultas por estréss político, por gente que asume la política de tal manera que pierde la perspectiva y anda desorientada?

EL: Este es un país que está con altos niveles de esa carga desde hace mucho tiempo. Yo digo que alguna vez se escribirá un libro donde se hable “como venezuela ha sido una mujer que ha tenido muchos amantes maltratadores”. Ejemplo: vino un amante que fue refranero, y después vino otro amante, un médico que tenía hábitos alcohólicos, la mujer se agotó y se casó con otro hombre, un veterano, y así se le fue pasando la vida al país.

JIG: ¿Con quién está casada hoy esa mujer?

EL: Bueno, con una persona que parece que no tiene “ni carisma, ni discurso ni recursos”.

JIG: ¿Es decir que ese anterior que la enamoró, le dio mucho amor a venezuela, y hoy hay un chofer que va en exceso de velocidad?

EL: ¡Yo no sé si le dio mucho amor, porque hay amores que matan!

JIG: Con todo eso que has dicho ¿El que va a consulta con estos problemas políticos es porque esta desahuciado?

EL: Llega muy deteriorado en su vínculo emocional, con una situación general de mucho desgaste y decepción, donde la persona piensa que no hay esperanza porque hay un liderazgo que no sabe conectarse con esa realidad que la gente está demandando, por eso los grandes índices de apatía o de poca participación. Pero si bien es cierto eso, el doctor Martin Seligman, quien creó el concepto de la “desesperanza aprendida”, entonces todo el mundo dice vivir en eso, y nos han enseñado a eso, que ya no hay salida.

JIG: ¿Y por eso los muchachos se van del país?

EL: Según mi interpretación, y sé que esto no le va a caer bien a muchos, la mayoría de los jóvenes se van del país por moda.

JIG: ¿No por necesidad o por buscar un mejor contexto de vida?

EL: Mucha gente se va a riesgo de que puede pasar. Si eso lo hacen por mejora de calidad de vida ¡tú me dirás! Yo no creo que se van de aquí, donde quizás vivan con su padre o tiene su apartamento, tienen su trabajo y solvencia, y ojo, con esto no estoy tapando el sol con un dedo, pero yo soy de los partidarios y tengo dos principios de vida: “no te quejes y no juzgues”.

JIG: Conozco caso de muchachos que se han ido sin tener claro que harán, solo por hecho de imitar a quienes se han ido.

EL: Yo tengo algunas estadísticas: un 34% de los muchachos que se van, se devuelven. ¿Por qué se devuelven? Sería interesante saber los que se quedan en el exterior ¿Bajo qué condición se quedan? El público que se va es el público joven, porque demás es el que puede irse porque no tiene arraigos aquí, pero esa lupa hay que meterla a profundidad.

JIG: Para ir finalizando ¿La música es buena para curar?

EL: Como será, que hoy en día ya es reconocida la música como una alternativa terapéutica

JIG: ¿Pero no con el reggaetón?

EL: Jajajajajaaaa… imagínate una “regaetonterapia” o “vallenoterapia”. En el programa radial que dirijo, “Presencia Caribe”, hemos habituado a la gente que nosotros tenemos una opción que si se parece a nosotros y es el bolero. Así que si tienen un despecho, no hay nada mejor que poderse sumergir en una “poesía lírica”.

JIG: ¿El mejor salsero para ti?

EL: ¡No hay quien supere como figura en vida a Oscar De León, es nuestro!

JIG: ¿Y el mejor gaitero?

EL: Tres voces te voy a poner: Gustavo Aguado, Betulio Medina y Ricardo Cepeda.