El presidente de UberDara Khosrowshasi, admitió ayer que durante 2016 la empresa sufrió un hackeo que afectó a unos 57 millones de usuarios alrededor del mundo. De ese total, 600.000 eran choferes de la empresa cuyos nombres y números de permisos de conducir fueron pirateados. Además trascendió que Uber habría pagado unos 100 mil dólares a los piratas a cambio de que borraran la información obtenida.

Según informó Khosrowshasi a partir de un comunicado de prensa, los hackers consiguieron entre otras cosas los nombres de los usuarios, sus correos electrónicos y sus números de teléfonos móvil, aunque no habrían podido alzarse con información sensible como los trayectos realizados, los números de tarjeta de crédito y cuentas bancarias, los números de seguridad social y las fechas de nacimiento de los usuarios.

“Nada de esto debió haber pasado y no daré excusas por ello”, admitió Khosrowshasi, que preside la empresa desde agosto último, al tiempo que destacó que “el incidente no alcanzó a los sistemas de la empresa ni a su infraestructura”. Además, el Ceo aseguró que fue informado del incidente de manera “reciente” y que dos personas ajenas a la compañía serían los responsables.

Según pudo determinar la investigación desarrollada por la empresa, se trata de dos miembros del equipo de seguridad de información de Uber que “comandaron la respuesta” al incidente y no alertaron a los usuarios de que sus datos habían sido violados. Ambos empleados se desempeñaban en la sede de la compañía con asiento en San Francisco, Estados Unidos, y ya fueron despedidos.

Sumado a esto, Uber admitió también el pago de 100.000 dólares a los piratas para que destruyeran la información, sin divulgar a los usuarios o conductores cuyos datos estaban en riesgo, según una fuente cercana a la situación. El pirateo es un nuevo golpe a la reputación de Uber, que trata de dejar atrás las acusaciones de fallas en la verificación de antecedentes penales de sus conductores y de acoso sexual dentro de la compañía.

 

 

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