Papa Francisco | Segundo Día del Viaje Apostólico a Irak

Este sábado, en el segundo día de su Viaje Apostólico, el Santo Padre llegó a la ciudad de Najaf, para un encuentro con el Gran Ayatollah Al-Sistani, principal autoridad religiosa chiíta en Irak; posteriormente sostuvo el encuentro Interreligioso con los líderes de otras confesiones en la llanura Ur de los Caldeos, donde recordó que “la ofensa más blasfema es profanar el nombre de Dios odiando al hermano”. Culminando, este día, con la celebración de la Santa Misa en la Catedral caldea de San José en Bagdad, a las 18.00hs (hora local).

Papa Francisco a su llegada a Najaf

Una oración al Dios creador

La ciudad de Najaf se encuentra a unos 160 km al sur de Bagdad, fue fundada en el año 791 d.C. por el califa Hārūn al-Rashīd, y es el principal centro religioso chiíta de Irak y un destino de peregrinación mundial; allí se encuentra, el Santuario del Imán ‘Ali o Mezquita del Imām ʿAlī, considerado como el tercer lugar sagrado del Islam después de La Meca y Medina.

A este lugar sagrado, llegó  el Santo Padre para su encuentro con el Gran Ayatolá Al-Sistani; la reunión privada, duró unos cuarenta y cinco minutos, y fue una oportunidad para que el Papa agradeciera al Gran Ayatolá su iniciativa pacificadora, porque “junto con la comunidad chiíta, ante la violencia y las grandes dificultades de los últimos años, ha alzado su voz en defensa de los más débiles y perseguidos, afirmando el carácter sagrado de la vida humana y la importancia de la unidad del pueblo iraquí”.

Papa Francisco junto al Gran Ayatolá en su encuentro privado

Al despedirse, el Papa Francisco reiteró su oración a Dios, Creador de todo, por un futuro de paz y fraternidad para la querida tierra de Irak, y para el Oriente Medio.

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Seguir el ejemplo de Abraham

Durante su segundo día en Irak, el pontífice ha tenido un Encuentro Interreligioso con los líderes de otras confesiones religiosas, actividad realizada en la localidad de Ur de los Caldeos, hogar de Abraham.

Encuentro Interreligioso en Ur de los Caldeos

El Papa Francisco ha señalado que Dios le pidió a Abraham que mirara el cielo y contara las estrellas y “hoy nosotros, judíos, cristianos y musulmanes, junto con los hermanos y las hermanas de otras religiones, honramos al padre Abraham del mismo modo que él: miramos al cielo y caminamos en la tierra”.

Líderes de otras corrientes religiosas junto al Papa Francisco

El Santo Padre también ha querido recordar que el camino de Abraham comportó sacrificios; “tuvo que dejar tierra, casa y parientes”, pero, renunciando a su familia, “se convirtió en padre de una familia de pueblos”; en medio de la pandemia en la que nos encontramos, el pontífice ha hecho una invitación a seguir su ejemplo, para que dejemos “esos vínculos y apegos que, encerrándonos en nuestros grupos, nos impiden que acojamos el amor infinito de Dios y que veamos hermanos en los demás”. “Nos necesitamos unos a otros, nadie se salva solo”; y advirtió, que la tentación de distanciarnos de los demás, “siempre vuelve”, entonces el “sálvese quien pueda” se traduce rápidamente en el “todos contra todos, y eso será peor que una pandemia”.

Cortesía de Youtube

El nombre de cada uno está escrito en el corazón de Dios

La última actividad pública del Papa Francisco durante este día, fue la Misa celebrada en la Catedral caldea de San José en Bagdad, edificación consagrada e inaugurada por el Patriarca en 1956; construida en estilo oriental, su interior está organizado respetando las tres partes convencionales de las iglesias sirias orientales: la parte reservada a la asamblea, el coro y el altar con un ornamento de madera tallada en el centro.

La celebración eucarística, se llevó a cabo según el rito caldeo, y en tres idiomas (italiano, caldeo y árabe); en la homilía, el Santo Padre comenzó recordando lo siguiente: “La Palabra de Dios nos habla hoy de sabiduría, testimonio y promesas”.

Santa Misa en la Catedral caldea de San José

El pontífice destacó que la propuesta de Jesús “es sabia porque el amor, que es el corazón de las bienaventuranzas, aunque parezca débil a los ojos del mundo, en realidad vence”. Lo que demostró en la cruz, venciendo el pecado, y en el sepulcro venciendo la muerte.

El amor es nuestra fuerza, la fuerza de tantos hermanos y hermanas que aquí también han sufrido prejuicios y ofensas, maltratos y persecuciones por el nombre de Jesús. Pero mientras el poder, la gloria y la vanidad del mundo pasan, el amor permanece, como nos dijo el apóstol Pablo “no pasa nunca”. Vivir las Bienaventuranzas, pues, es hacer eterno lo que pasa. Es traer el cielo a la tierra” subrayó el Papa.

Papa Francisco celebró por pimera vez en rito caldeo

Al concluir su Homilía el Santo Padre aseguró a los fieles que el Señor promete a cada uno que su nombre está escrito en su corazón, en el cielo; expresando que “hoy le doy gracias con ustedes y por ustedes, porque aquí, donde en tiempos remotos surgió la sabiduría, en los tiempos actuales han aparecido muchos testigos, que las crónicas a menudo pasan por alto, y que sin embargo son preciosos a los ojos de Dios; testigos que, viviendo las bienaventuranzas, ayudan a Dios a cumplir sus promesas de paz”.

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AV / Con información de Vatican News