Nueve años en el barro: La calle 48 de Simón Rodríguez clama por asfalto

Nueve años sin la capa asfáltica tienen los vecinos del sector Simón Rodríguez, específicamente en la calle 48 entre calles 28 y 29. Esto luego de una sustitución de tuberías por parte de la hidrológica del Estado.

Lo que alguna vez fue una calle asfaltada, hoy es un camino de trocha que recuerda a los poblados más remotos. Los vecinos, con un esfuerzo incansable, han intentado mitigar el problema cubriendo la superficie con granzón, una solución temporal que apenas alivia un problema persistente. Sin embargo, no hay granzón que resista un aguacero, y es entonces cuando la calle se transforma en un lodazal, convirtiendo el transitar en una odisea.

«El tierrero que nos tragamos aquí es insoportable», relata la señora Eulalia Rodríguez, una de las residentes más afectadas por esta situación. «Lo que queremos es que nos asfalten. Esta es una calle transitable de Simón Rodríguez, y mira cómo estamos». La denuncia de Rodríguez no es nueva. Como ella, muchos de sus vecinos se han cansado de vivir en una constante nube de polvo.

La falta de asfalto no es solo un problema estético. El polvo ha pasado factura a la salud de los habitantes de la zona. «Yo soy una de las personas que se ha enfermado de asma. He ido al neurólogo por esto, porque esta tierra lo afecta a uno», confiesa Rodríguez, evidenciando una realidad que trasciende la comodidad.

El paso del tiempo en la calle es palpable. En medio de lo que alguna vez fue asfalto, una mata de gran tamaño ha germinado y crecido desafiando las circunstancias. «Ya ha crecido cuatro veces», cuenta la señora Rodríguez. «La hemos tenido que recortar porque ha pegado en los cables. La quitaron una vez y volvió a nacer». Un símbolo de resiliencia en un entorno de abandono.

Un llamado desesperado a las autoridades

Cada vez que caen las primeras gotas de lluvia, el panorama se agrava. La calle se convierte en una laguna de barro, dificultando el acceso a las viviendas y convirtiendo el día a día en una batalla contra los elementos. «Cuando llueve se hace como una laguna y se inunda el frente de la casa», se lamenta la vecina, describiendo un escenario que se repite con cada temporada de lluvias.

Cansados de vivir entre el polvo y el barro, los residentes de la calle 48 hacen un llamado enérgico a las autoridades locales, a la Alcaldía de Iribarren y a la Gobernación del estado Lara, para que cumplan con su responsabilidad y devuelvan a la comunidad una calle digna y transitable. Nueve años son suficientes.

Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto