El misterio volvió hacer su aparición. Un paquete bomba estalló en la madrugada de hoy en el centro de Schertz (Texas) de la compañía de logística FedEx e hirió supuestamente a un empleado. El artefacto, según las primeras versiones, contenía metralla y agujas. La policía vinculó la deflagración con la enigmática serie de atentados que ha causado en la ds últimas semanas dos muertos y cuatro heridos en Austin.

En caso de confirmarse este nexo, la bomba daría un nuevo giro a las investigaciones. A diferencia de las anteriores, no estalló en Austin, sino en un centro logístico a 100 kilómetros, y la víctima habría sido un empleado de una empresa de paquetería. Los primeros paquetes-bomba fueron dejados a las puertas de las casas y tenían objetivos bien definidos. El domingo, este patrón cambió y fueron alcanzados dos viandantes que recorrían una zona residencial. El artefacto se accionó por cable.

El móvil no ha sido aclarado. El hecho de que las primeras víctimas fueran negras hizo pensar en un ataque racista, pero la deflagración del domingo, dirigida a víctimas blancas escogidas al azar, debilitó esta hipótesis. “¿Es esto terrorismo?” ¿Está relacionado con delitos de odio? Como hemos dicho desde el principio, no estamos dispuestos a clasificar esto como terrorismo u odio simplemente porque no sabemos lo suficiente”, ha declarado el jefe policial, Brian Manley

El único hecho claro por el momento es que se trata de un atacante en serie que, según los investigadores, está lanzando un mensaje. ¿Cuál? Nadie lo sabe, pero un ejercito de agentes del FBI anda detrás suyo. La continuidad de las explosiones y su carácter indiscriminado, han desatado el pánico en la ciudad. Las autoridades han llamado a la calma y han ofrecido 115.000 dólares por una pista. Pero cada nuevo estallido ahonda el miedo. Y el misterio.