“No estamos en condiciones para abrir las playas porque las personas no están en conciencia de lo que está pasando”, subraya la médica internista y endocrinóloga. Tampoco considera responsable el regreso a las iglesias, por tratarse de gente reunida en espacios cerrados por al menos 45 minutos
No estamos en condiciones de hacer simulacros ni elecciones, ni de ir a la playa o a la iglesia. Puede sonar muy antipática esa conclusión de la doctora María Gabriela Guercio, pero no por eso es menos cierta.
“En este momento las condiciones para el simulacro electoral no están dadas, porque en realidad no sabemos el número de casos de COVID-19 que se presenta ahora en el país”, señala Guercio.
Aun cuando observa que ha disminuido el número de casos, advierte que Venezuela es uno de los países en los que menos pruebas PCR se han hecho. Por eso “la realización del simulacro previsto por el CNE se ve un poco cuesta arriba”, al igual que la consulta convocada por la Asamblea Nacional y las propias elecciones parlamentarias. “Siempre que sea presencial no hay condiciones”, enfatiza. “Se debe explicar de manera amplia a la población las medidas de bioseguridad que se van a tomar, y eso no se está haciendo”.
Guercio considera que la información de bioseguridad sobre el simulacro “la población, en líneas generales, no la conoce”. Le preocupa la organización de las colas, el distanciamiento físico, el tiempo en el centro de votación, el entrenamiento del personal que es miembro de mesa. No ve que, por ejemplo, se garantice a los miembros de mesa algo tan básico como el cambio de tapabocas cada dos horas. Mucho menos, la desinfección de cada máquina entre votante y votante. En consecuencia, no haría simulacro ni elecciones en este momento.
Defiende que hay que renovar los poderes, pero, “¿las condiciones en este momento están dadas? No. ¿La vacuna va a llegar? La vacuna no va a llegar”. Tampoco se atreve a decir por cuánto tiempo se debería posponer la elección, y recuerda que los ensayos de prototipos de vacuna no han dado buenos resultados y tampoco hay un medicamento para tratar la COVID-19. “¿Tenemos posibilidades de tener condiciones? No”. No ve controlada la situación ni a mediados de 2021, a pesar de que “en algún momento hay que hacer las elecciones” porque el Parlamento debe ser renovado. Tampoco descarta que el CNE escuche recomendaciones y tome medidas.
La experiencia de otros países indica que, después de las elecciones, aumenta el número de casos, y teme que esto ocurra en la Venezuela con menos médicos y escasos equipos. “Veo un aumento en el número de casos posterior a los procesos de consulta, simulacro y elecciones”, concluye. El país ya vivió las consecuencias de la fiesta de San Juan en La Guaira, con el brote que se registró después de las reuniones para festejar al santo.
Playas, tampoco
Como médica, Guercio sostiene que Venezuela no tiene condiciones para la reapertura de playas y de iglesias. “No estamos en condiciones para abrir las playas porque las personas no están en conciencia de lo que está pasando”, subraya. “Se está subestimando la enfermedad”.
Al principio los venezolanos decían que la enfermedad no existía, que era un invento; al aumentar el número de fallecidos, asumió que es un problema real. No le parece buena idea copiar las medidas tomadas en Europa: “Creo que Europa fracasó en ese plan” porque después de las vacaciones de verano “mira el repunte de casos”.
Sobre la reapertura de las iglesias, anunciada para el mes de noviembre, Guercio tiene serias dudas: “Es un espacio cerrado, las misas duran 45 minutos en promedio”. Reitera su posición: “Este no es momento para abrir las iglesias”. No es igual entrar a una tienda por pocos minutos “que estar 45 minutos en el culto”.
Pero no todo es no. Para la doctora sí es factible permitir actividades en parques y lugares abiertos, porque “es difícil que estén todos al mismo tiempo en el mismo sitio”.
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