La estructura actual de fútbol mundial podría desmoronarse como un castillo de naipes como resultado de una guerra frontal y sin tregua entre la Federación Internacional de Fútbol Asociados, FIFA, y algunas de las organizaciones que la integran. La manzana de la discordia es una sola: Mundial cada dos años, ¿Sí o no?
El proyecto de hacer el Mundial cada dos años y no cada cuatro, como lo es actualmente, se aprobó el pasado mes de mayo con 166 votos a favor y 22 en contra. El ente rector del fútbol mundial cuenta con el respaldo de las confederaciones de Asia, África, Oceanía y Centroamérica.
No obstante, pese a que la FIFA está firme en avanzar con la organización de un Mundial cada dos años, la propuesta fue rotundamente rechazada por la UEFA y Conmebol, además de todas las Ligas Europeas.
De acuerdo a declaraciones de representantes de la FIFA, el objetivo es generar un pulmón económico con mayor capacidad para mejorar las infraestructuras y propiciar el desarrollo del balompié en todos los rincones del planeta.

La ecuación es simple, “más competencia equivale a más patrocinio” y más recursos económicos que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, promete repartir de forma equitativa.
Tal y como pasaría con la SuperLiga, el Mundial cada dos años significaría recargar el calendario actual, disminuir los partidos en las Ligas locales, e incluso eliminar Copas. Sin embargo, la Federación Internacional de Fútbol Asociados asegura que no será así.
La FIFA propone que las clasificaciones a los mundiales se jueguen en un mes y establece como objetivo iniciar en 2028 después del Mundial que organizarán Estados Unidos y México en 2026.
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Como ya se manifestó, ante la propuesta de cambiar las fechas del Mundial de Fútbol, la UEFA y Conmebol se oponen a la idea. En este sentido, el pasado jueves emitieron un comunicado en el que aseguran que “una Copa del Mundo cada dos años podría desnaturalizar la más importante competición de fútbol en el planeta, rebajando su calidad y mina su carácter exclusivo”.
En el centro de la escena están los jugosos contratos televisivos y publicitarios que todas las confederaciones negocian para sus fases de clasificación, un privilegio que perderían con una previa más corta y con menor atractivo.
Las discusiones siguen constantes y no solo involucra a clubes, equipos, ligas y federaciones, sino que también, los fanáticos a nivel mundial de este deporte están en la espera de la decisión que se tome y que sea beneficiosa para los que hacen vida en el fútbol.
Con información de Mundiario.