Medio siglo de gloria de Morochito Rodríguez

Era el sábado 26 de octubre de 1968. Los venezolanos trataban de sintonizar a Radio Rumbos para tratar de atestiguar lo que parecía ser el logro deportivo más importante para el país.

En esos 27 años, algunos hechos hicieron tronar nuestro deporte, tal es el caso de las medallas olímpicas de Asnoldo Devonish en 1952 y Enrico Forcella en 1960.

Sin embargo, la figura de un campeón olímpico parecía un sueño imposible. Correspondió a un humilde cumanés de tan solo 48 kilos y de nombre Francisco Rodríguez, “Morochito” para el gran público, dar el gigantesco paso en los Juegos Olímpicos México 1968.

La voz de un avezado comentarista como Carlitos González, se transformaba en narradora para relatar como “Morochito” reducía los ímpetus del surcoreano Yong-Ju Jee. Al final, los jueces develaban su veredicto: 3-2 favorable al criollo.

El país fue una fiesta. La llegada de aquel joven se produciría dos días después. Los medios se apostaron en el aeropuerto de Maiquetía. Una caravana escoltaría al campeón hasta Caracas, donde una lluvia de homenajes y discursos se desataría en su honor, a la par de miles de incumplidas promesas.
Cincuenta años han transcurrido y la hazaña de “Morochito” es el antes y el después olímpico nacional. Dos puños creadores de una historia inolvidable.

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