Durante más de 16 meses disfrutó de la libertad que recuperó ilegalmente tras fugarse de los calabozos de la policía regional en Cabudare, hasta que, la noche de este martes, fue asesinado en el oeste de Barquisimeto.

Se llamaba Rafael José Mendoza Valenzuela y tenía 23 años de edad. Lo conocían como Rafalito.

Su crimen se registró, aproximadamente a las 8:00 p.m., en el sector Villa Productiva de la capital larense.

Boca arriba, en un terreno desolado y sobre un suelo terroso, quedó el cadáver ensangrentado de Mendoza Valenzuela, que vestía pantalones de color gris, zapatos del mismo color y un suéter azul cielo.

Su verdugo le propinó disparos en la espalda, pecho y brazo izquierdo; aunque se desconocen las circunstancias del hecho.

El cuerpo fue levantado y llevado, como a las 10:00 p.m., a la morgue del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp) por funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

Rafael José estaba residenciado en El Palaciero, municipio Palavecino del estado Lara; sin embargo, se conoció que se escondía de las autoridades en el barrio Santa Rosalía de la ciudad crepuscular.

Uno de los 17 fugados de La Mata

Rafalito estuvo tras las rejas por robo agravado, asociación para delinquir y homicidio.

Era uno de los 83 reos cautivos, para el mes de marzo del año pasado, en la comisaría de la Policía del estado Lara (Polilara) de La Mata, municipio Palavecino; aunque también fue uno de los 17 que se fugaron la madrugada del 08/03/2016.

Para ese entonces los internos estaban en tres espacios. 75 de ellos compartían dos cuartos comunicados de cuatro metros de largo por cuatro metros de ancho, aproximadamente; mientras que en un salón aparte, tenían ocho detenidos más.

Ese día, como cualquier otro, los policías que iban a entregar la guardia contaron a los ocho reos que están aparte y cuando entraron a los otros calabozos, se dieron cuenta que habían solo 58.

Al revisar, se dieron cuenta que por la parte de atrás reventaron unos barrotes para producir un boquete como de 30 centímetros de alto y 50 centímetros de ancho.

Luego de atravesar el hueco, los presos, uno por uno, cayó en especie de un pasillo que no tiene vista a los funcionarios, para después saltar una pared de dos metros de altura que da con varias casas vecinas.

Para ese entonces las autoridades aseguraron que fue un trabajo planificado con anterioridad. Asimismo, se conoce que al menos dos de estos fugados han sido recapturados.

Nota de: El Impulso