Maria de los Ángeles Romero Alvarado, de 25 años de edad salió de su casa ubicada en la avenida Jacinto Lara de El Cují a las 4 de la tarde del lunes. Se fue a hacer una diligencia en Las Casitas, de donde retornó a las 7:50 de la noche.

Tan solo le faltaba una cuadra para llegar a su casa, en donde su madre estaría haciendo las arepas, pero allí fue interceptada por dos delincuentes, eran dos jóvenes delgados, vestidos de negro y que según cálculos de los testigos no superaban los 20 años de edad. Los mismos le pidieron su teléfono celular, se trataba de un android marca Vtelca, pero la joven al no ver que poseían armas se negó a entregárselo, por el contrario buscó dominarlos y comenzó a golpearlos, pero en medio de la pelea uno de ellos sacó un arma de fuego, se presume que era un revólver y le disparó en el abdomen.

Los maleantes corrieron, pues en una esquina los esperaba una ranchera para escapar del lugar. La falta de iluminación ayudó para que no los pudieran reconocer.

Un vecino avisó en su casa lo sucedido, su padre y su hermano de 16 años corrieron, la consiguieron enrollada tendida en el piso, allí la levantaron y la montaron en el carro. Paralelamente la señora María Rosa Alvarado, soltaba las arepas le indicaron que a su hija le habían disparado, pensó que era en la pierna y a pesar que corrió no la vio.

Comenta su hermano de 16 años de edad, quien era uno de los más unidos con ella, que mientras iban en el vehículo le confesó que no había reconocido a los sujetos, le contó que les había caído a golpes y se quejaba que le dolía. Cuando iban por la Ruezga, la joven le decía a su padre que se apuraran que ella no quería morir.

Su hermano indica que iba hablando, se veía bien, solo se quejaba del dolor, pensaron que se salvaría pero al ser ingresada a la emergencia a las 8:10 de la noche sufrió un paro respiratorio en la camilla donde fue colocada. Los doctores del Hospital Antonio María Pineda, se apuraron en atenderla y la metieron a quirófano, pero no soportó el disparo que recibió en el abdomen y falleció a las 10 de la noche del lunes.

No era la primera vez

No era la primera vez que Romero Alvarado se resistía al robo, pues hace tres meses la interceptaron en una unidad de transporte público y también se puso a pelear, en esa ocasión la golpearon y le dieron un cachazo. En una segunda oportunidad también lo hizo y los malandros quienes no lograron despojarla de nada, juraron vénganse y quitarle la vida la próxima vez que la vieran.

Su madre cree que a ella la venían siguiendo, pero desconoce si se trata de las personas que alguna vez la amenazaron. Su hermano manifiesta que los hampones llegaron directo a pedirle el teléfono.

Era la cuarta de siete hermanos, y se ganaba la vida arreglando teléfonos celulares, oficio que había aprendiendo haciendo cursos en las adyacencias del centro comercial El Cosmo, ubicado al centro de la ciudad.

Maria Rosa Alvarado, estaba desconsolada, pedía justicia por la muerte de su hija a quien llamaba de cariño Marian. “Si agarran a quien la mató sería el mejor regalo que me pudieran dar”, expresó la madre de la víctima fatal.

Gustos distintos

María de los Ángeles, desde hace cinco años le confesó a sus padres que le gustaban las personas de su mismo sexo. A ella la conocían como Dylan Gabriel Alvarado, era una joven muy activa a quien le gustaba jugar kickimbol, además de salir como a toda joven y compartir con sus amigos, quienes el día de ayer se aglomeraron en las afueras de la morgue en espera de que su cuerpo fuera entregado.

Dylan fue descrita por Karibeth Chirinos, como una muchacha amable, amorosa y protectora, destacó que tenían cuatro meses de relación y ya la había presentado ante su familia, pues la joven no solía ocultar nada y era apoyada en su totalidad por sus familiares.

Amigos y familiares exigen justicia por lo sucedido, pues la vida que fue arrebatada por un celular es la de una persona inocente.

Nota de: El Impulso