El número 1 mundial en la tierra de Roma se llama Carlos Alcaraz.
El murciano derrota por cuarta vez consecutiva a Sinner y completa el círculo de Masters 1000 en la gira de arcilla.
Carlos Alcaraz se llevó este domingo todo el botín de Roma. En la tierra donde desde 1970 ganaron Manuel Orantes, Emilio Sánchez Vicario, Álex Corretja, Juan Carlos Ferrero, Félix Mantilla, Carlos Moyá y Rafael Nadal también lo ha hecho el fenómeno murciano. Se convierte en el quinto tenista capaz de cerrar el círculo de torneos Master 1000 en arcilla. Antes lo había hecho Marcelo Ríos, Gustavo Kuerten, Rafa Nadal y Novak Djokovic.
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De los 19 títulos que ya figuran en su palmarés, siete de ellos son de la segunda categoría más importante del tenis, la que viene después de los ‘Grand Slam’.
Las 26 victorias consecutivas de Jannik Sinner (empezaron tras perder con Carlos en Pekín) ya son historia tras caer por cuarta vez consecutiva ante su gran adversario, por 7-6(5) y 6-1. Su verdugo también frenó la secuencia de 19 triunfos la pasada campaña en las semifinales de Indian Wells. Las pesadillas del italiano tienen un único protagonista.

Alcaraz ganó el sorteo y como manda la tradición eligió restar. La fiesta estaba preparada para Sinner. Fue coreado en el calentamiento y presentado por el speaker como «nuestro Jannik«. Por si esto fuera poco, la final, que se retrasó media hora el inicio por la duración del dobles, tuvo de aperitivo la actuación de la cantante invidente: Frida Bollani. Interpretó, con la ayuda del piano, el himno de Italia. Antes de empezar, todo quedaba en casa en el Campo Centrale.
En la primera fila del palco, donde en el pasado estaban Nicola Pietrangeli y Manolo Santana, se sentaba Filippo Volandri, el capitán transalpino de la Copa Davis. También figuraba el sueco Mats Wilander, campeón en 1987.
La final se jugaba con el incómodo sol y sombra. Las condiciones atmosféricas eran perfectas para la práctica del tenis: 22 grados y sin el viento de otras jornadas.

Sinner imponía su imponente servicio, quizá el único golpe que tiene mejor que el murciano. «Que salga todo, vamos. Maneja los tiempos y con decisión«, le decía Juan Carlos Ferrero a su pupilo. El cuarto juego se inició con una doble falta del jugador de El Palmar. Fue una falsa alarma. «Ya te has quitado los nervios, ahora hay que tirar«, remarcaba ‘Juanqui’.
Jannik, que nació con un guante en el revés, le cuesta correr hacia el lado de la derecha. La primera bola de rotura se la fabricó el jugador de El Palmar en el quinto juego. La neutralizó un rosco contrincante.
Los dos finalistas se aplaudían los puntos brillantes. Lo suyo es una rivalidad bien entendida. Con 6-5, el primer favorito del cuadro se había asegurado la muerte súbita. Toda la presión se había trasladado al otro lado de la red. Los tiffosi olieron la sangre con 15-40 y dos pelotas de set para su jugador. «Respira, tranquilo y a jugar. Hay que jugar cada punto«, le indicaba Ferrero a su tenista.

Dos pelotas de set
Dos errores no forzados de Sinner llevaron irremediablemente el desenlace al ‘tie break’ después de una lucha sin tregua de siete minutos. «Vamos», gritaba Carlitos. «Ahora hay que apretar», le decía su banquillo con un 3-0 a su favor en el desempate. El español se había sacado de la chistera dos saques directos. La ventaja era suya.
En la continuación es cuando el perdedor de la batalla se le empezaron a notar, y de verdad, los tres meses de inactividad por culpa de la suspensión por el positivo de clostebol. Al ídolo local se le hizo de noche antes de tiempo. No veía un solo agujero para hacer daño a su verdugo. Con 5-0 se mascaba en el ambiente un rosco que podía ser doloroso para lo que viene. Jannik salvó el sonrojo con un juego de consolación. Alcaraz hizo un guiño a París desde Roma. A su manera.

Hender «Vivo» González
Con información de Marca