Más que un simple dolor: La alerta silenciosa de la mala postura

En la dinámica cotidiana de una ciudad como Barquisimeto, donde el ajetreo y el uso constante de la tecnología son la norma, una nueva epidemia de salud está tomando forma, silenciosamente y sin pedir permiso. Es la factura que nos cobra el sedentarismo y, sobre todo, la mala postura, manifestada en dolencias que van desde un persistente dolor de espalda hasta el insidioso síndrome del túnel carpiano.

La vida moderna, cada vez más atada a un escritorio o un teclado, está generando una crisis de bienestar físico que muchos ignoran hasta que es demasiado tarde. Las horas sentados, con la espalda encorvada y el cuello adelantado, junto con los dedos martillando sin cesar, son una receta para el desastre.

Para entender la magnitud de este problema, conversamos con Miguel Molina, un fisioterapeuta con años de experiencia en el área, quien nos ayuda a descifrar estas dolencias que, aunque comunes, son a menudo subestimadas.

Para muchos, el hormigueo en los dedos o la debilidad al agarrar un objeto son molestias pasajeras. Pero para el fisioterapeuta Molina, son un llamado de atención urgente. «El síndrome del túnel carpiano no es una dolencia cualquiera, es una neuropatía por compresión», explica usando una analogía sencilla. «Imagina el túnel carpiano como un túnel estrecho en tu muñeca… por él pasan los tendones de tus dedos y un nervio muy importante, el nervio mediano».

Los movimientos repetitivos con el teclado o el ratón causan una inflamación que presiona este nervio. «Esa inflamación ejerce presión sobre el nervio y causa los síntomas que conocemos: entumecimiento, hormigueo, debilidad o dolor en los dedos», resume. Ignorar estas señales puede llevar a un empeoramiento considerable.

Si hay una dolencia que se ha convertido en una compañera casi universal en la sociedad actual, esa es el dolor de espalda. Molina insiste en que no es una enfermedad, sino «el resultado de la sobrecarga, la tensión o el uso incorrecto de las estructuras de tu columna vertebral». La mala postura es el problema principal. «Cuando pasas horas encorvado frente a la computadora, tu columna pierde su curva natural y los músculos de la espalda se fatigan», comenta.

El fisioterapeuta compara la columna con el mástil de un barco: «Los músculos son las cuerdas, si no están bien equilibradas, el mástil se dobla y se resiente». Esta imagen resalta la importancia de la alineación y el equilibrio corporal.

La filosofía de Miguel Molina se centra en una idea simple pero poderosa: la prevención. «Es mucho más fácil y efectivo corregir un mal hábito que curar una lesión ya instalada», afirma con convicción.

Molina recomienda realizar pausas activas. «Por cada 30 a 45 minutos que pases sentado, levántate y muévete por 2 o 3 minutos. Levántate, camina, estira tus brazos y tus piernas», aconseja, enfatizando que esto no es un lujo, sino una necesidad. También sugiere que se realicen estiramientos suaves del cuello, los hombros y las muñecas varias veces al día, sin esperar a que aparezca el dolor.

Además, el fisioterapeuta destaca la importancia de escuchar al cuerpo. «Si sientes un hormigueo, un calambre o una molestia, no la ignores. Es una advertencia», nos dice. Tomar un momento para hacer una pausa y evaluar la postura puede ser la diferencia entre una molestia pasajera y una lesión seria.

Molina también recomienda ajustar el espacio de trabajo. «El monitor debe estar a la altura de los ojos, los pies planos en el piso, la espalda recta y bien apoyada, y los codos en un ángulo de 90 grados», explica. Sin embargo, el trabajo no termina ahí. Mantener una rutina de ejercicio, como caminar, hacer yoga o ejercicios de fuerza, fortalece los músculos que dan soporte a la columna.

En Barquisimeto, como en el resto del mundo, la vida digital nos ha facilitado muchas cosas, pero también nos ha impuesto un nuevo desafío de salud. La buena noticia es que la solución está al alcance de la mano.

Como dice el fisioterapeuta Molina: «La buena postura no es algo con lo que se nace, sino algo que se practica». Con pequeños cambios y una dosis de conciencia, podemos evitar que el dolor de espalda y el síndrome del túnel carpiano se conviertan en una parte permanente de nuestras vidas. La clave, al final del día, es la consistencia.

Carla Martínez / Noticias Barquisimeto