María Carmen Rendiles Martínez emitió sus votos en 1932, reafirmando su profunda vocación religiosa. A la temprana edad de 33 años, fue nombrada Maestra de Novicias, un cargo que atestiguaba su gran desempeño y la confianza que sus hermanas de convento depositaban en ella.
A pesar de haber nacido sin el brazo izquierdo, una circunstancia por la cual pudo haber sido juzgada, la joven Rendiles demostró una fortaleza de espíritu inquebrantable. Nunca permitió que su condición física limitara su labor de educar y fortalecer la fe de las futuras religiosas, sintiéndose siempre asistida por el amor y la gracia de Dios.
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Liderazgo y expansión de la congregación (1947)
Su compromiso y cercanía con Dios impulsaron a Carmen Rendiles a dar un paso más en la jerarquía religiosa.
Bajo su dirección, la congregación experimentó un período de significativa expansión, sentando las bases de una presencia más consolidada en el país.
Obra educativa y Fundación de la Congregación Siervas de Jesús
Con una visión clara de la educación integral, la Madre Carmen Rendiles se dedicó a la fundación de importantes centros educativos: los colegios Betania, Santa Ana, Nuestra Señora del Rosario y Belén. Su misión era clara: ofrecer una educación integral firmemente basada en los valores cristianos católicos.
Posteriormente, debido a la inminente conversión de su anterior congregación en un instituto secular, la Madre Rendiles tomó la iniciativa trascendental de establecer oficialmente en Caracas la Congregación de las Siervas de Jesús. Esta fundación fue un acto de gran fe y determinación, contando siempre con el apoyo incondicional del Episcopado venezolano y de las hermanas que compartían su carisma.
Carisma y la labor de las Siervas de Jesús
La congregación Siervas de Jesús, ubicada en Caracas, mantiene un carisma de servicio y humildad. Su labor se centra en la educación de la juventud, pero también abarca actividades esenciales para la vida litúrgica de la Iglesia. Las hermanas se dedican con esmero a la confección de ornamentos para las iglesias, así como a la elaboración de hostias y utensilios sagrados.
La vida de las hermanas es un testimonio de humildad y austeridad, reflejando el ejemplo de su fundadora. De hecho, se cuenta que la Madre Carmen Rendiles misma participó en la construcción de parte del mobiliario de la orden, simbolizando su compromiso total con la obra que fundó.
María Carmen Rendiles Martínez dedicó su vida al servicio religioso con una entereza notable, superando el desafío de haber nacido sin su brazo izquierdo. Tras hacer sus votos en 1932, su calidad humana y capacidad de guía la llevaron rápidamente, a los 33 años, a ocupar el cargo de Maestra de Novicias.
Por: Edwin «Sports» Hevia / NB