Mahatma Gandhi: A 70 años del asesinato del padre de la no violencia

Con su activismo pacífico logró la independencia de su país la India, del imperio británico. Un fanático hindú lo mató el 30 de enero de 1948.

“Los grandes hombres sobrepasaron sus propias sombras”. Y a uno de estos hombres, nos referiremos hoy. Se llamó Mahatma Gandhi. Fue un hombre singular. Era abogado, de pocas y medidas palabras. Fue quizá un profeta moderno. Gandhi pasó a ser un pacifista. Aunque, fue tal vez el más grande genio militar de la historia. Porque creó las armas todopoderosas de la no violencia.

Enseñó al mundo la manera de ganar batallas sin derramamiento de sangre. Decía: “Creo que la no violencia es infinitamente superior a la violencia, el perdón es más eficaz que el castigo”. Después de haber estudiado leyes en Londres, ya abogado, se dirigió a su patria asiática la India, para hacer su práctica profesional.

En ese momento lo llamaron de Sudáfrica para defender un asunto jurídico importante. Tenía solamente 24 años. Se quedó, 21 años. Ahí, encontró a 140 mil compatriotas hindúes viviendo en la opresión, en el desprecio, como una raza de esclavos.

La acción poderosa del gran líder logró unirlos y luego los condujo a una magnífica victoria sin armas mortíferas ni sangre. Fue la primera de esta clase que registra la Historia. Respondía a la injusticia con el perdón, a la violencia con la piedad y al odio con el amor. Gandhi y su ejército de inactivos terminaron hundiendo a su enemigo en la derrota. Los hindúes de Sudáfrica habían logrado su libertad. Porque las leyes justas siempre nacen de las injusticias.

En el Año 1919 volvió a la India. Tenía ya 50 años y Gandhi emprendió allí la misma tarea que le había dado un resultado tan positivo en Sudáfrica. Esta vez organizó una nación entera de 300 millones de almas para la lucha de no resistencia.

La India había contribuido con 900 mil hombres para el ejército inglés durante la primera Guerra Mundial. El gobierno británico, en agradecimiento prometió darle al país su autonomía, su independencia. Pero tan pronto como terminó la guerra, la promesa fue olvidada.

Una formidable rebelión se anunció por todos los rincones y las llamas encendidas ya no pudieron apagarse. Gandhi se puso a la cabeza. Lo primero que hizo fue decretar el paro general en toda la India. Las detenciones se hacían por millares. Pero los 20 mil rebeldes encerrados en las prisiones no hacían más que cantar alegremente. El mismo Gandhi fue finalmente arrestado. El juez Broomsfield, que lo condenó, expresó: “Sería imposible negar el hecho de que ante los ojos de millones de sus compatriotas, aparece usted como un gran patriota y un gran líder. Hasta las mismas personas que difieren de sus apreciaciones políticas no pueden dejar de reconocer en usted a un hombre de altos ideales y de vida noble y hasta santa. Sin embargo tengo que sentenciarlo a 6 años de prisión”. Pena que cumplió.

Ya en libertad -tenía ya 60 años- cuando encabezó otra rebelión contra Inglaterra. Y otra vez fue arrestado junto a 60 mil adeptos. Pero 300 millones de hindúes estaban con él. Fue liberado dos años después por la presión de su pueblo. Inglaterra, espiritualmente vencida, ofreció la autonomía a la India. Gandhi solo quería la total independencia.

Finalmente, en 1947 culminó su lucha con el triunfo absoluto de sus ideales. Quise recordar a este hombre frágil, pequeño, encorvado, verdadero gigante espiritual, que moriría un 30 de enero de 1948. Deseo dedicarle este aforismo: “Hubo brisas que conmovieron al mundo”.

“Me opongo a la violencia porque aun cuando parece hacer el bien, el bien es sólo temporal; y el mal que hace es permanente”, Mahatma Gandhi.

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