Algunos de los más de 40 críticos con el Gobierno venezolano que fueron puestos en libertad por la oficialista Asamblea Nacional Constituyente siguen sin saber las condiciones en las que comenzarán su vida fuera de la cárcel, al encontrar hoy cerrados los tribunales que llevan sus causas.

Una de las liberadas el sábado pasado que no encontró al juez fue la hispano-venezolana Andrea González, que llevaba 2 años y 4 meses detenida junto a su amiga Betty Grossi acusada de querer matar a la hija del dirigente chavista Diosdado Cabello.

Información de: EFE