La Vinotinto y el duelo colectivo: Un grito silenciado

En Venezuela, la selección nacional de fútbol, conocida como la Vinotinto, trasciende el simple ámbito deportivo para convertirse en un símbolo de esperanza, unión e identidad. Durante años, sus partidos han servido como un punto de encuentro para millones de aficionados, que ven en cada gol y en cada victoria un reflejo de su propia resiliencia y capacidad de soñar.

Sin embargo, este profundo lazo emocional también trae consigo una carga de expectativas inmensas. En un país marcado por desafíos, el resultado de un juego puede interpretarse como un triunfo colectivo o una decepción compartida. Es en este contexto de pasión, orgullo y a veces, frustración, exploramos el fenómeno psicológico detrás de la conexión entre una nación y su elenco, y cómo se gestionan las victorias o las derrotas en el campo de la mente y las emociones de cada persona.

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Un reflejo de la esperanza y la decepción colectiva

La Vinotinto es más que un equipo de balompié; es un símbolo de identidad y esperanza nacional. Según la psicóloga Samira Castillo, la intensa conexión emocional que los venezolanos tienen con su selección genera un fenómeno de identificación colectiva. Cuando el equipo gana, el triunfo se vive como una reafirmación del orgullo y la capacidad de soñar juntos. Pero cuando pierden, la decepción se convierte en un duelo compartido, donde la frustración y la tristeza son emociones comunes.

Castillo señala que este proceso también es una oportunidad para la resiliencia social, un momento para transformar la desilusión en unión y motivación tras la tragedia deportiva.

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«Había mucha fe»: La decepción de los venezolanos tras la eliminación

La doble cara de la identificación con el deporte

La identificación con un equipo deportivo puede ser una espada de doble filo. Por un lado, es saludable porque fomenta la cohesión social y el sentido de pertenencia. No obstante, Samira Castillo advierte que, si esta identificación se vuelve excesiva, puede ser perjudicial. Cuando se depositan todas las esperanzas en los resultados, cada derrota se vive como un fracaso personal o nacional. La clave para un equilibrio emocional, según la experta, radica en el manejo de las expectativas, enfocándose en disfrutar el proceso y el esfuerzo, y aceptando que el deporte siempre tiene un componente de incertidumbre.

La psicología detrás de la frustración en redes por el fracaso de Venezuela ante Colombia

El comportamiento de los aficionados con la Vinotinto que se desahogan con insultos en redes sociales es un reflejo de su frustración. Para Castillo, estos comentarios negativos cumplen la función de una «válvula de escape» psicológica. Al no poder controlar lo que sucede en el campo, la crítica se convierte en una forma de expresar la impotencia y procesar emociones intensas. Aunque no es la vía más sana, la psicóloga explica que la rabia es parte del duelo colectivo. Canalizar este malestar de forma constructiva puede convertirlo en una herramienta de aprendizaje y resiliencia.

Samira Castillo argumentó que, «Cuando un aficionado recurre a insultos o comentarios negativos en redes sociales, en el fondo está buscando una forma de descargar la frustración y el dolor que le produce la derrota. Psicológicamente, funciona como una válvula de escape: al no poder controlar el resultado ni cambiar lo que ocurrió en la cancha, la persona expresa su impotencia a través de la crítica. Es una manera de procesar emociones intensas, aunque no siempre es la más sana. Lo ideal sería canalizar ese malestar de forma constructiva, comprendiendo que la rabia forma parte del duelo colectivo, pero que también puede convertirse en aprendizaje, resiliencia y motivación».


El impacto de la decepción recurrente en la salud mental

A nivel colectivo, puede debilitar la confianza en proyectos comunes. Sin embargo, existe la posibilidad de re-significar estas experiencias para fortalecer la resiliencia social, entendiendo que la identidad nacional no se limita a los resultados deportivos.

«Cuando una sociedad vive decepciones recurrentes en algo tan simbólico como el fútbol, puede generarse un sentimiento colectivo de frustración y desesperanza. A nivel individual, esto puede traducirse en apatía, cinismo o la sensación de que nada cambia», dijo la especialista

La psicóloga comenta que «Una derrota deportiva como la que obtuvo la Vinotinto puede vivirse como un pequeño duelo, y por eso es importante contar con mecanismos de afrontamiento. Algunas estrategias son: aceptar y validar la emoción sin juzgarla, comparto la experiencia con otros aficionados para transformar la tristeza en apoyo mutuo, y enfocarse en el valor del recorrido más que en el resultado final. También ayuda poner las cosas en perspectiva: recordar que el fútbol es una parte importante de nuestra identidad, pero no la única. Mantener otras fuentes de satisfacción personal y colectiva permite que la derrota no se convierta en desesperanza, sino en una motivación para seguir acompañando al equipo».

La esperanza: entre la pasión y la realidad

La esperanza es un motor fundamental que mantiene viva la conexión emocional con la selección. Sin ella, no habría pasión ni motivación colectiva. Sin embargo, cuando la esperanza se vuelve una expectativa desmedida, puede causar un gran sufrimiento. La clave, según Samira Castillo, es construir una esperanza más realista, que permita seguir soñando y apoyando, pero sin condicionar el bienestar emocional al marcador. De esta forma, la pasión se mantiene, pero sobre una base más sana y sostenible.

Por: Edwin «Sports» Hevia Cadevilla / NB

Fotos: Rodolfo Deportes