La Venezuela que Colombia enfrentará en San Cristóbal

El equipo de Rafael Dudamel tiene un promedio de edad de 23,4 años y cuenta con siete jugadores que fueron subcampeones en el Mundial Sub-20 de Corea del Sur. Una mezcla de juventud y veteranía.

Cuando Tomás Rincón debutó en el fútbol profesional a los 18 años, con el Unión Atlético Maracaibo, el portero Carlos Raúl Olsen tenía cinco; apenas estaba creando memoria. Hoy comparten concentración en la selección de Venezuela en San Cristóbal. En las prácticas se los ha visto conversando algunas veces.

El juvenil pregunta queriendo saberlo todo, el experimentado responde porque sabe un poco más. Una interacción que beneficia al fútbol venezolano, un intercambio planeado con la intención de no dejar morir el conocimiento, de seguir nutriendo la generación venidera.

Lo anterior resume el objetivo que persigue el técnico Rafael Dudamel con un país ya eliminado del Mundial de Rusia 2018, pero que con la fórmula de ensayo y error pretende terminar esta eliminatoria de manera decorosa, pues la esperanza no es lo último que se pierde: la dignidad sí.

La Venezuela que espera a Colombia tiene un promedio de edad de 23,4 años, sólo cinco de los 30 convocados no han tenido experiencia con la absoluta y en el listado hay siete futbolistas que vienen de ser subcampeones del mundo con el equipo sub-20 en Corea del Sur.

Un conjunto jovial y con las ganas de quien comienza algo nuevo, es decir, sin temor al fracaso. Hay jugadores altos, como Olsen y sus 190 centímetros de estatura y con unos brazos tan largos que cuando los extiende parece que tocara el cielo; bajitos, como el escurridizo Yeferson Soteldo (1,60 m), y hasta un suizo de madre venezolana con un apellido tan difícil de pronunciar que es necesario desglosar cada sílaba para no caer en la equivocación. “Siempre me dicen que les diga cómo se dice”, apunta Rolf Feltscher.

Por ahora, Dudamel no se ha pronunciado. Una muestra de parquedad para algunos periodistas, de prudencia para otros. Lo hará en la rueda de prensa previa al encuentro. Después de la práctica elige a cinco jugadores para que atiendan a los medios. El ambiente es cálido, de cordialidad; nadie dice que no ante un micrófono. Los nuevos se ponen nerviosos, los más experimentados dan respuestas calculadas.

En la ciudad, el entorno es igual. La hinchada va al ritmo de la selección y no al contrario, como en eliminatorias pasadas. La afición entendió que el pasado y el presente pueden ser opacados por el futuro, y en eso tienen gran responsabilidad Dudamel y sus futbolistas sub-20. Hay que pensar en Catar 2022 porque Rusia 2018 ya no está en los planes.

De seguro, el próximo jueves, Rincón, Salomón Rondón y Edder Farías, los que elevan el promedio de edad en la selección, comandarán al equipo de Dudamel en el estadio Pueblo Nuevo, uno de los de mejor gramilla en Venezuela y con capacidad para 39.000 espectadores.

La formación inicial, la que tiene pensando a más de uno que mueve fichas, cuadra nombre y juega a ser el DT, será algo secundario. Lo más peligroso para los dirigidos por José Néstor Pékerman será la actitud de un grupo que ya no tiene nada que perder. Y eso es lo que hace más letal a una persona.

Información de: El Espectador