Caracas ha entendido como pocos equipos en el país los secretos para jugar los partidos de ida y vuelta en los torneos suramericanos como la Copa Libertadores. No importa si la gerencia deja ir jugadores de jerarquía y se vuelve a armar con otros salidos de la cantera o de escasa experiencia internacional como el trío de africanos: Bonsu, Oguns y Akinyoola. Los Rojos maduran con rapidez y volvieron a mostrar su enorme ambición para dejar en el camino 2-0 a la Universidad César Vallejo con el fútbol de presión, ataque directo y velocidad que es marca registrada del técnico Noel Sanvicente.
Sacaron provecho al empate a cero de la ida, invitando a César Vallejo a que arriesgara más en el Olímpico, obligado como estaban los poetas de conseguir un gol que inclinara la serie de su lado. Pero con gran inteligencia táctica, el Caracas dejó que los peruanos controlaran el balón lejos del arco y con una relampagueante presión en momentos determinados, lograron pisar el área rival con la velocidad meteórica y atolondrada de Bonsu.
Fue Jorge Echeverría quien abrió el marcador con una gran agalopada en el área que fue detenida al ser derribado por el arquero Rabines. Con un tiro cruzado al palo derecho, Echeverría anotó de penal y dio la tranquilidad que requería el Caracas. La expulsión de Vásquez por doble amarilla facilitó más el camino, que Richard Celis asfaltó con un gran derechazo. En la próxima ronda de la Copa, el Caracas se medirá al Junior de Barranquilla.
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